COLOMBIA EN RIESGO DE VIRAR A LA IZQUIERDA

 

Por ELVIA ANDRADE BARAJAS

BOGOTA, Colombia, 26 de mayo de 2022.- Era la noche del 28 de abril de 2022 en un hotel de la Zona Centro de Negocios de Bogotá, cuando la joven camarera llegó con dos botellas de agua.  En el noticiero nocturno transmitían una manifestación tumultuosa de jóvenes indignados que gritaban “¡Fuera el narcogobierno!” mientras ondeaban banderas de Colombia y fotos de Petro, un ex guerrillero candidato presidencial de izquierda, que por tercera vez busca ganar las elecciones del próximo domingo, en las que se elegirá al sucesor de Iván Duque.


El ulular de las patrullas se escuchaba sobre la Avenida El Dorado.  El tránsito vehicular era intenso, igual que el ir y venir de decenas de colombianos que iban a sus casas después de un día de trabajo, de estudios o compras.  


¿Qué pasa Susana, así te llamas, ¿verdad? se le preguntó a la camarera, cuyo nombre se leía en la solapa de su uniforme.


Al escuchar la pregunta, se irguió, camino al frente, deposito con firmeza las botellas de agua en el escritorio y con la voz entrecortada y un gesto de furia reprimida espetó:


“Pasa que los jóvenes estamos hartos de este narco gobierno, corrupto, que no hace nada por nosotros.  Por eso vamos a quitarlo en las próximas elecciones presidenciales. 


“Pasa que el 29 de junio los jóvenes de Colombia le darán la espalda a la derecha y votaremos por la izquierda, porque somos el 75% de la población y  no queremos otro presidente títere de Uribe.  La corriente uribista sirve al narcotráfico y mantiene a los jóvenes en la pobreza, para que seamos fáciles presas del narco.


“Por ejemplo, añadió, yo ganó un millón de pesos mensuales, para cualquiera que no sabe la grave devaluación de nuestra moneda, podría pensar que ganamos una fortuna, pero a pesos mexicanos son poco más de cinco mil pesos, en euros 236 y en dólares 254.


“Se supone que este es un buen sueldo, pero sólo alcanza para pagar renta y comida; entonces cómo le hacemos para vestir, calzar, ir al médico y todo lo demás”, explicó la joven camarera al citar que por desesperación muchos jóvenes optan por delinquir y las chicas pobres se operan, a riesgo de morir en una cirugía, para atraer a un traqueto (narco), que son los que tienen dinero, pero ya estamos hartos de eso.


“¡Queremos un cambio!  Vamos a ser de izquierda, vamos a probar si Petro cumple lo que ofrece”, exclamo Susana, quien estudia en la Universidad Nacional de Colombia.


Mientras, en la televisión los conductores informaban sobre manifestaciones en Las Américas, Suba, en la bomba de Chicalá, en la Y de Yomasa y en la Universidad Nacional de Colombia.


Conmemoraban el paro nacional del 28 de abril de 2021.


Esa noche llegue a Colombia, para de ahí volar a los tres días a Yopal, Casanare, donde participaría en la V Cumbre Internacional de Periodistas CONAPE 2022.


Por eso se percibía tan inquieta la ciudad.  Miles de jóvenes colombianos protestaban en las calles,  indignados porque hacía un año, el presidente Ivan Duque ordenó reprimir por la fuerza un estallido social, en el que la policía mató oficialmente a 46 jóvenes.


Pero la vox populi de la capital de Colombia y varias ONG, dicen que fueron 83 los muertos y que desde entonces los persiguen y encarcelaban bajo diferentes cargos, para anular la disidencia y garantizar la perpetuidad del gobierno de derecha que ha gobernado siempre esta tierra.

 

 

Aquel 28 de abril de 2021 las manifestaciones fueron porque el gobierno federal subió impuestos en plena pandemia en medio de una inflación económica sin precedentes.


El mundo vio una serie de videos en los que los policías colombianos agredían a los jóvenes, incluso hubo algunos donde se vio que los mataban.


Iván Duque dijo que había narcotraficantes infiltrados en esa manifestación para estallar la violencia y desacreditar al gobierno, para que finalmente perdiera la confianza de la gente y las elecciones presidenciales de junio de 2022.


Esa noche fue muy agitada. 


Bogotá, la capital de Colombia, se sentía peligrosa. 


Susana recomendó no usar nada de oro en la calle, ni sacar el celular “porque se los arrebatan, pero no son colombianos, son venezolanos que han emigrado a Colombia y se dedican a robar”.


La misma recomendación hicieron colegas periodistas hace un año en Perú.


Colombia limita con Venezuela y Brasil por el oriente, Ecuador y Perú por el sur y Panamá por el noroccidente

 


La noche transcurría tensa e inevitablemente las múltiples series de narcos de Netflix se agolpaban en la mente, así como esa fotografía que se dio a conocer en 2019 del ex presidente Álvaro Uribe Vélez con el fallecido narcotraficante Pablo Escobar Gaviria, a quien por cierto muchos colombianos aún respetan.


La foto en referencia fue un fotomontaje, pero tuvo una gran difusión y ahora los jóvenes de Colombia lo identifican como amigo y protector de narcotraficantes.


Pero también se fundamentan en informes de documentos desclasificados del Departamento de Estado, Uribe, quien gobernó en Colombia entre 2002 y 2010, recibió financiamiento 'para sus campañas electorales al Senado por parte de la familia Ochoa Vásquez, miembro del cartel de Medellín'.


Presuntamente, Escobar exigió a Uribe -a través de 'Los Ochoa'- que le ayudara a comunicarse con el entonces presidente César Gaviria (1990-1994) 'a cambio del favor' de la financiación de su campaña.


Muchas publicaciones colombianas e internacionales, políticos y agencias de inteligencia vincularon a Uribe con los carteles de la droga y el paramilitarismo.


En 2002 dijo que su relación con Los Ochoa “no tenía nada que ver con la droga: Lo que nos unía no era el narcotráfico, sino los caballos. Era un mundo sano, de fincas, caballos, tiple, aguardiente y poesía. Luego, por circunstancias conocidas, cada familia tomó caminos diferentes”.


Uribe lideró una ofensiva militar total contra grupos guerrilleros de izquierda como las FARC y el ELN con financiamiento y respaldo de las administraciones Clinton y Bush en forma de un paquete de ayuda extranjera directa de 2.800 millones de dólares llamado "Plan Colombia", además de liderar un controvertido esfuerzo para desmovilizar al grupo paramilitar de derecha conocido como las AUC. todos los cuales hacen parte del Conflicto Armado Colombiano.


Su papel en el conflicto fue acompañado por presuntas exacciones a gran escala: miles de civiles fueron asesinados por el ejército colombiano, como parte del escándalo de los "falsos positivos", con casi total impunidad. Sus muertes son investigadas por las Naciones Unidas.


Millones de personas han sido víctimas de desplazamiento forzado.


En agosto de 2020, Uribe fue puesto bajo arresto domiciliario en su hacienda "El Uberrimo" por la Corte Suprema de Justicia de Colombia, por soborno y manipulación de testigos, así como por crímenes de lesa humanidad por su presunta participación en las masacres de El Aro y La Granja, que tuvieron lugar mientras era gobernador de Antioquia. como parte de las investigaciones judiciales en curso.


Al día siguiente de su arresto, Uribe dio positivo por COVID-19, pero anunció que se curó 6 días después.


El 18 de agosto de 2020, Uribe renunció a su escaño en el Senado de Colombia.


El 10 de octubre de 2020 fue liberado por falta de pruebas.


Actualmente representa la corriente del uribismo, que defiende la política de derecha, el neoliberalismo, que llevó a la presidencia a sus sucesores, entre ellos Iván Duque.


¡Por eso los jóvenes no lo queremos!  ¡No queremos nada de Uribe!, exclama Susana. 

 

 

En otro canal, había un reportaje de Otoniel, el narcotraficante colombiano detenido el 23 de octubre de 2021, a quien a principios de noviembre, Estados Unidos pidió su extradición por delitos de tráfico de narcóticos, entre otros.


Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel, fue extraditado a Estados Unidos el 4 de mayo de 2022.


El presidente Iván Duque dio la noticia:


"Colombianos, quiero informarles que ha sido extraditado Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel”, quien no sólo es el narcotraficante más peligroso del mundo, sino también un asesino de líderes sociales, abusador de niños, niñas y adolescentes, asesino de policías, por lo que este delincuente es solamente comparable con Pablo Escobar”.


Su extradición provocó la furia del Clan del Golfo,  también conocido como Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) que dirigía Otoniel, por quien, al estilo de Los Chapitos de México, hicieron narco bloqueos, cerraron comercios, impidieron el paso de las personas, amenazando con ataques a quienes transitaban por las vías, incluso si van en caravanas escoltadas por el Ejército, en varios departamentos de Colombia.


La policía colombiana informó que ese día mataron a tres civiles, un policía y dos soldados.


Otoniel, que se declaró inocente de todo lo que Estados Unidos lo acusa, introducir a ese país “escandalosas cantidades de cocaína”, también negó haber ordenado el violento levantamiento de los AGC, y en sus declaraciones, nombró a varios políticos que estarían relacionados con hechos de corrupción vinculados a sus acciones delictivas.


Justo el 27 de mayo, un día antes de mi llegada a este país, la Corte Suprema de Justicia de Colombia abrió una investigación contra el senador Miguel Ángel Pinto y los excongresistas Milton Arlex Rodríguez, Carlos Cárdenas y Camilo Abril.


Con base en esto, y todo lo que ha vivido Colombia, los jóvenes seguidores de Gustavo Petro, tapizaron Bogotá de grandes mantas en los pasos vehiculares en los que lee:


NARCOESTADO.

 

 

Gustavo Francisco Petro Urrego, nació en Ciénaga de Oro, Córdoba, el 19 de abril de 1960, es un político y economista colombiano de ascendencia italiana.


Desde 2018 es senador de la república para el periodo legislativo 2018-2022 y es líder fundador del movimiento político Colombia Humana.


Fue candidato para la presidencia de Colombia en 2010 y 2018.


En estas elecciones es el candidato a presidente de Colombia de la coalición política denominada Pacto Histórico, formada por Colombia Humana y Unión Patriótica, entre otros.
Desde temprana edad, vivió en Zipaquirá, Cundinamarca, y en esta ciudad ocupó diversos cargos públicos.


De joven militó en el Movimiento 19 de abril (M-19), una guerrilla urbana partícipe del conflicto armado interno de Colombia entre 1974 y 1990, el cual, tras su desmovilización en 1990, se transformaría en la Alianza Democrática M-19, la segunda fuerza política más importante en la Asamblea Constituyente de 1991.


Bajo sus siglas, fue electo para ser miembro de la Cámara de Representantes en las elecciones de 1991.


El ex guerrillero, fue senador de la república por el Polo Democrático Alternativo (PDA), cargo al que accedió en las elecciones de 2006.


En el 2009, renunció a su cargo para aspirar a la presidencia de Colombia, en las elecciones de 2010, en representación del mismo partido.


Fue alcalde de Bogotá entre 2012 y 2015.9 En 2020, la Corte IDH emitió un fallo en contra del Estado colombiano por haber destituido y obstruido su alcaldía en Bogotá en el 2013.


En su tercer intento por ser presidente de Colombia, Petro se enfrenta al candidato oficial Federico Gutiérrez, de 47 años, exalcalde de Medellín, la segunda ciudad del país, pero la más moderna y prospera de Colombia.


Sin embargo, quienes conocen de cerca a Petro dicen que tiene alzadas de tirano. 


“Es un dictador, como todos los de la izquierda.  Es déspota y goza imponiendo su razón.  Créame que Colombia no avanzara con él”, afirma un comentarista del diario El tiempo.

 

Colombia, oficialmente República de Colombia, se ubica en América del Sur, es miembro de la Comunidad Andina, es un estado unitario, social y democrático de derecho cuya forma de gobierno es presidencialista.


Es una república organizada políticamente en 32 departamentos descentralizados y el Distrito Capital de Bogotá, sede del Gobierno Nacional.


Es el vigesimoctavo país más poblado del mundo, con una población de 51 millones de habitantes.


Es la segunda nación con más hispanohablantes, solo detrás de México.


En ambos países se habla español, pero muchas palabras tienen distinto sentido.


La desigualdad económica aquí es muy marcada.


Según cifras del Banco Mundial, en el 2017 Colombia fue el segundo país más desigual de América Latina y el séptimo del mundo,  del total de 194 países que existen en el planeta, pese al crecimiento económico sostenido del producto interno bruto que se ubicó entre el 6.6% entre 2006-2014, el índice de desigualdad cayó durante la época de mayor bonanza petrolera.


De acuerdo con resultados del Índice de Percepción de Corrupción 2016 (IPC), de la agencia para la Transparencia Internacional, Colombia es uno de los países más corruptos del mundo, al ubicarse en el puesto 98 a nivel mundial, teniendo como base que Nueva Zelanda y Dinamarca están en el puesto 1 como los países menos corruptos del planeta.


El país es travesado por la cordillera de los Andes y la llanura amazónica, ubicada en Casanare.


Es el único país de América del Sur con costas sobre los océanos Atlántico y Pacífico.


Tiene todos los climas.


Bogotá es frío, lluvioso y húmedo, pero muy cerca tiene departamentos tropicales como Cartagena o Barranquilla, de donde es la famosa cantante Shakira.


Sus tierras son bendecidas porque tiene la mayor diversidad de flora y fauna dentro de sus biomas terrestres se halla en las selvas lluviosas, ubicadas en la Región Pacífica, la selva amazónica y el bosque andino.


Según un informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), cerca de la mitad de los ecosistemas que existen en Colombia se encuentran en estado crítico o en peligro.


De las 1 853 especies de plantas evaluadas, 665 (36 %) están en peligro de extinción, mientras que de 284 especies de animales terrestres evaluados, 41 están en peligro crítico, 112 amenazadas y 131 son vulnerables.


Según la WWF, la degradación ambiental en Colombia es debido a la extracción de petróleo y minerales.


En 2015 la minería ilegal afectaba a 21 departamentos del país, causando considerables daños ambientales.


En cuanto a la deforestación, se estima que 280 mil hectáreas de bosque se talan cada año.

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Por ELVIA ANDRADE BARAJAS

YOPAL, CASANARE, Colombia, 16 de junio de 2022.- “El mundo de las drogas crece a diario. Es como un monstruo, un cáncer que acecha y consume a la juventud.  Hace mucho tiempo se salió del control del gobierno, y lo único que lo detiene son los valores morales de la familia y el amor a Cristo”, afirmó Edisson Fernando Lázaro Garnica, Pastor de la Iglesia cristiana Estrella de David en Aguazul, Casanare.