DAVID QUIERE SER CAMPEON MUNDIAL DE BOX

A sus 15 años ha tenido 15 peleas, dos las perdió
Su entrenador clama apoyo oficial e impulso al deporte
Practican sin equipo en condiciones rudimentarias

Por ELVIA ANDRADE BARAJAS

ECATEPEC DE MORELOS, Estado de México, 25 de febrero de 2018.- David quiere ser campeón mundial de boxeo Peso Pluma. Su entrenador Juan Villanueva está convencido que puede lograrlo, y en una acción quijotesca ambos se reúnen puntualmente todos los días en un destartalado parque de la violenta colonia San José Xalostoc Ampliación, de la que el primero quiere saltar a la fama y el segundo impulsar el deporte en los jóvenes, en memoria de su hijo, para que se alejen del vicio, la drogadicción y la delincuencia que le arrebató a Julio César, cuya muerte quedó  impune igual que la de muchos otros habitantes de este municipio.

David Rangel Mérida tiene 15 años, nació un 15 de noviembre en este municipio y siempre ha vivido en la colonia San Miguel Xalostoc Ampliación, otra comunidad violenta, donde los habitantes claman por paz y tranquilidad.

“Mi sueño es, primero ser boxeador profesional, y luego llegar a ser campeón mundial de boxeo.

Mis padres son de Zacatecas. El me apoya en mis aspiraciones; pero ella no, porque como todas las madres no quiere que golpeen a su hijo.

“Pero yo quiero tener una mejor vida. Salir adelante. Quiero ser campeón mundial de boxeo. Mi ídolo para seguir sus pasos es Juan Manuel Márquez, campeón mundial, el que le pegó a Maní Pacquiao”

A sus 15 años David ha enfrentado 15 carreras, de las cuales ha perdido sólo dos.  Tiene el peso ideal, 57 kilos, para competir como por el Peso Pluma, afirma su entrenador Juan Villanueva, quien tiene muchas esperanzas “de llegar muy lejos con este muchacho, porque tiene todo para ganar. Tiene madera”.

Villanueva fue boxeador profesional. Actualmente es hojalatero y ha retomado su pasión por el boxeo, pero ahora con la idea de ayudar a otros.  “Quiero impulsar a la juventud a ser sana, y que no sufra lo que a mí me ha carcomido el alma”.

Pero, al mirar el lugar en el que entrenan ambos coinciden en solicitar “ayuda del gobierno o de alguien que nos equipe con un ring, costales y peras, para poder practicar”.

Actualmente entrenan en el parque de la colonia San José Xalostoc ampliación, en condiciones precarias, ya que no cuentan con las instalaciones adecuadas, pero su espíritu de lucha los impulsa a utilizar lo poco que tienen a su alcance para escalar a sus metas: David,  el campeonato mundial de box en peso pluma, y su entrenador una sociedad más segura y sana.

Con un costal para boxeo y karate sostenido sobre lo que fue un juego de columpios infantiles y un balón haciendo las veces de pera de boxeo, en un parque abandonado, en el que resalta una cruz en memoria de alguien que amaneció muerto en el lugar, David y su entrenador se dan cita a diario para practicar.

“A veces mucha gente viene a vernos. Creen que podemos ganar, pero sí necesitamos ayuda”, insiste David.

Por su parte, su entrenador espeta:

“Estoy harto de tanta violencia y drogadicción; yo quiero hacer algo para que la juventud este bien. Que sean sanos.  Mi idea es sacar un campeón, para que sirva de ejemplo a todos los chavos y se apliquen en el  deporte o a estudiar, lejos de todos los peligros.

“Yo fui boxeador profesional, pelé contra Juan Paredes, Lupe Pintor. Debuté en la Arena Coliseo, pero me metí en el alcoholismo e hice sufrir a mi esposa e hijos, especialmente a  mi hijo Julio César, a quien mataron cuando trabajaba como taxista.

“No sé qué paso, ni sé quién o por qué me lo mataron.  Sólo sé que tengo un dolor muy profundo en el alma y que no quiero que nadie sufra lo que yo he vivido. Por eso, por mi Julio César quiero llamar a todos los muchachos a practicar deporte, a alejarse del vicio, el alcoholismo y la vagancia.

“Mi hijo era un hombre trabajador, era taxista y siempre me regañaba porque tomaba, decía que hiciera algo bueno de mi vida.

“Actualmente soy hojalatero, ya no tomo, sólo me dedicó a entrenar y como he sufrido en carne propia todo lo que estamos viviendo, digo ¡ basta ¡.

“Toda esta violencia es provocado por las drogas. Por eso, insisto que debemos impulsar a los jóvenes en el boxeo, o en cualquier otro deporte”.

En su demostración de box,  le dice a David: “pégale a la pera, para que vean como trabajas”

David se luce en sus movimientos. Intenta mostrar su profesionalismo, pero a los pocos segundos de pegarle al balón que utilizan como pera, se desprende de los tubos en que la sujetaron con tiras de hule grueso.

Inevitablemente entrenador y boxeador ríen de buena gana.

“Mire esa es nuestra limitación más grave.  No tenemos equipo.  Deseamos y luchamos por un campeonato, pero necesitamos la ayuda de las autoridades, porque aquí ni siquiera barren el parque, ya se robaron todos los juegos.  Ya no hay columpios, ni el sube y baja, sólo una resbaladilla, una gran plancha para jugar básquet bol y los dos postes con aros para encestar.

“Nosotros tenemos que barrer, porque necesitamos un lugar decente para entrenar”, dice Juan Villanueva.

El parque de la colonia San José Ampliación Xalostoc no tiene a la vista su nombre, ni hay quien sepa cómo se llama, pese a que esta a sólo dos minutos de la capital del país, colindando con las colonias más peligrosas de la Ciudad de México: La Nueva Azcapotzalco, El Sapo y San Felipe de Jesús.

“Pero allá sus parques y jardines están muy bonitos. Tienen zonas de entrenamiento para boxeo, enfocado en defensa personal y cuentan con todo el equipo necesario, incluso les pagan a los entrenadores.

“Aquí yo improviso todo y por dos horas de entrenamiento cobro 20 pesos, pero a ‘mi estrella’ David le cobro 30, porque con él me entrego en cuerpo y alma para lograr posicionarlo como se debe, porque el muchacho tiene técnica.  Tiene talento y estoy convencido que puede llegar a ser un campeón mundial”.

Asegura que en la Ciudad de México lo han invitado para entrenar allá, “pero yo quiero hacerlo aquí, porque siento que mi Julio César anda por aquí y quiero que se sienta orgulloso de mi, que vea que ya no tomo y que ahora sí hago algo bueno de mi vida”.

A David le enseña los cuatro golpes elementales que se utilizaban en la escuela de los años 70.

Refiere que ahora son más bravas las mujeres boxeadoras, porque los hombres son mucho espectáculo.

Explica que “en esta colonia no tenemos un espacio adecuado para correr.  Si hacemos ejercicios de respiración inhalamos pura contaminación de las fábricas, y no tenemos dinero para irnos al Bosque de Aragón que es lo más cercano que tenemos.

“Si alguna autoridad nos apoyara con todo el equipo para entrenar, ayudarían muchos jóvenes”, insiste.

“Yo no sé quién es el gobierno, porque no veo un caso resuelto.  Aquí ha habido muchos muertos a causa de la violencia, pero no se ha resuelto un solo asesinato. Incluso en el parque un día amaneció un muerto.  Ahí está la cruz, mírela.

“La delincuencia no ha bajado, esta peor.  Los patrulleros sólo agarran a los teporochos”.

Sus palabras fueron interrumpidas por el movimiento telúrico del 16 de febrero, fecha en que se realizó la entrevista.

Al pasar el susto, el entusiasta entrenador dice entre risas: “Esto paso por hablar mal de los patrulleros”.

Pero,  hasta los perros ladraron y los transformadores lanzaron chispas.

¿Y, si no logras ser campeón, que va a pasar?, se le pregunta finalmente a David, quien tranquilamente responde:

“No dejaré de estudiar. Seré un hombre de bien. Un campeón, arriba o abajo del ring”.

“Así se habla muchacho. Tú serás campeón”, le dice su entrenador

 

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