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LA GRAN CONCIENCIA MUNDIAL APOYA A PALESTINA: MUNJED SALEH



Israel, un estado artificial creado por las grandes potencias 

                                           
 Por IRENE ARCEO
-- Primera parte --

CIUDAD DE MEXICO, DISTRITO FEDERAL, 01 de julio de 2015.-  A decir del embajador del estado de Palestina  en México, Munjed Saleh,  ambos países  sostienen  unas relaciones históricas. Comenzaron en 1974 cuando el presidente Luis Echeverría visitó El Cairo, Egipto, y se reunió  con el  comandante Yasser Arafat.  En el 75  se abrió  en México una oficina de la   Organización para la Liberación  de Palestina  (OLP) reconocida  como único y legítimo representante del pueblo palestino  que evolucionó hasta convertirse actualmente  en una Delegación Especial.

 Actualmente, el Gobierno mexicano  otorga  a esta Delegación Especial  Palestina  todas las inmunidades y privilegios como una Embajada. Munjed Saleh  es  el embajador extraordinario y plenipotenciario de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) ante el Gobierno de México.  Presentó cartas al presidente Enrique Peña Nieto  el 14 de febrero del año 2013   hasta forjar  una  excelente relación con el Gobierno  y el pueblo mexicano.

  En fechas recientes, durante  el ataque armado de Israel  a civiles palestinos,   muchos mexicanos expresaron su repudio y condena. Palestina dice estar  muy agradecida por la votación del gobierno mexicano en el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en noviembre de  2012 contra la agresión israelí al pueblo de Gaza, aunque quisiera que  un día México tomara la posición de Brasil, Chile, Cuba,  Nicaragua,  Perú, Uruguay, Bolivia, y muchos otros  países de América Latina que incluso retiraron sus embajadores de Israel durante la agresión y detuvieron negociaciones.

Según Saleh,  México debería tomar una posición más clara porque:    siempre ha sido un pueblo de derechos humanos muy arraigados;  en el Consejo de Derechos Humanos internacional, el vicepresidente es un mexicano y  hay una   similitud  entre el   pueblo palestino y el  mexicano-que casi corrieron la misma suerte histórica.

El embajador de Palestina en México Munjed Saleh  expuso  en el Club Primera Plana, la difícil situación actual de ese pueblo, a fin  mover  la conciencia de la comunidad internacional para reprobar los crímenes de guerra cometidos por el gobierno israelí  sobre  la franja  de Gaza que  han arrojado miles de muertos y cientos de heridos, entre niños y adultos.

Al condenar    la política intervencionista e imperialista de la Unión Americana,  el embajador   expresó  que el genocidio del pueblo palestino a manos de los israelíes, tiene las características de  un nazismo brutal  que revive  en la historia de la humanidad. Enfatiza que es la única invasión que se lleva a cabo en el mundo, con la vergüenza de la ONU,  con el aval y patrocinio de los Estados Unidos y el sentimiento de culpa de Europa, aunque señala que  en Gran Bretaña,  el 85 % de  la población  apoya   al pueblo  palestino, al igual que lo hace  América Latina.

Aclara: ‘‘Nosotros tenemos problemas por la ocupación, que es odiosa e inhumana, pero en la política del Estado palestino cualquier judío es más que un amigo; no tenemos problemas con los judíos’’ y en ese sentido aspiran a  mantener a dos Estados que convivan en paz, con las puertas abiertas para las relaciones y el comercio, que ambas naciones instalen sus respectivas embajadas y que se termine el conflicto.

 Señala: ‘‘No puede ser que Israel  cometa tantos crímenes contra la humanidad y siga actuando por encima de las leyes internacionales como  respuesta  al deseo palestino de entablar la paz en el Oriente Medio.  Nosotros estamos en un proceso de paz desde 1994 y no terminamos de culminar nada. Cada  intento de negociación  o acuerdo de paz comenzamos desde cero, como si no hubiéramos hecho nada,  porque Israel lo que emplea en la mesa, es sencillamente la prepotencia. Nosotros aplicamos las resoluciones de la ONU, las normas internacionales, los acuerdos firmados entre nosotros y ellos, simplemente ponen sobre la mesa el factor fuerza”.

 En todos sus actos, Israel tiene el respaldo de  Estados Unidos y está protegido en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, así   desde  antes de 1948, en la época del mandato británico,  ha eslabonado las  matanzas de la población civil del pueblo palestino  como las masacres de Deir Yassin y Kebian  porque, se armaba, entrenaba y financiaba  a las bandas sionistas,  mientras  al palestino que le encontraban un cuchillo en su casa -que usaba para matar un carnero-, lo mandaban a la horca.  

Israel fue, en su esencia un proyecto colonial  de  Gran Bretaña y las grandes potencias. Después del colonialismo británico y francés, lo que sustituyó a esos dos colonialismos aunque de manera diferente  ha sido Estados Unidos, quien  tiene intereses estratégicos en el mundo y uno de esos es el Oriente Medio, aunque  está muy cauteloso de intervenir de manera directa en la zona.

Recientemente el presidente Barak Obama dio a su discurso un nuevo sesgo y dijo: “Ya basta con  48 años  de ocupación israelí  en el Estado palestino”. Esa expresión y el hecho de que América Latina ya no es más el patrio trasero de EU, sino un patio  grande y democrático, obligan a  Washington a  pensar 100 veces antes de decidir mandar tropas a países antagónicos a sus ideas e intereses (como Venezuela),  y  permiten  suponer al embajador de Palestina que el mundo está cambiando.

ESTADOS UNIDOS  E ISRAEL, UNIDOS EN  EL COMERCIO DE LA MUERTE.

 Cuando Estados Unidos  intervino  al enviar  aviones  para  bombardear al Estado Islámico hizo una coalición de 40 países, y con ese operativo cobró una  jugosa factura  y además vendió armas.  En la feroz agresión de Israel en contra de Gaza, Estados Unidos lamentablemente, en vez de detener esta matanza  contra el pueblo palestino, ha suministrado  más armas.

Cada vez que Israel se queda con escasez de municiones o armamento, Estados Unidos  surte armamento inmediatamente. Ese es el comercio de la muerte.. No hay justicia internacional en Gaza, no sólo no detienen la agresión israelí, sino que financian la agresión. Protegen la posición injusta de Israel en la ONU y en el Consejo de Seguridad. Hace falta que Estados Unidos se comporte de manera adecuada como la primer potencia del mundo, señala el embajador palestino.

 Por su parte,  Israel está vendiendo y suministrando armas a todos los países africanos. Hay países que venden frutas o petróleo, pero Israel y Estados Unidos venden armamento. Y si venden armamento están interesados en crear conflictos, porque no puedes vender armas en tiempos de paz. Tienes que crear condiciones para la venta de armas. Entonces Israel en 6 años,  agredió a Gaza tres veces. Inventan guerras, como lo han hecho en Irak y en Siria, o crean  un enemigo para más tarde combatirlo.

 EN TERRITORIO OCUPADO: AGRESIÓN, RENTABILIDAD Y  DOBLE DISCURSO

 Palestina, con el difunto presidente Yasser Arafat y con el movimiento Al Fatah, hizo la Revolución más larga del siglo XX. Después, se renunció  a la lucha armada y entramos a un proceso de paz, que tomamos   como una estrategia y  con el estímulo de la comunidad internacional, a través de las negociaciones políticas,  y por la vía pacífica, hemos buscado  recobrar nuestros territorios.

El presidente Arafat  pugnó por construir un Estado Palestino Independiente al lado de Israel, porque nosotros no queremos ver más muertos, más heridos, más derramamiento de sangre. Queremos un mejor futuro para nuestro pueblo y los pueblos de la zona lo que estamos reclamando actualmente es el veintidós por ciento del tamaño de la Palestina histórica: Cisjornadia, Jerusalem oriental y la Franja de Gaza; es decir, menos de un cuarto del territorio palestino histórico. Israel se queda con el setenta y ocho por ciento. En cincuenta años Israel ha ocupado territorio palestino con cientos de colonias. Lo que quedan son parcelitas aisladas territorialmente.

Desde 1994 que empezamos el proceso de paz  en Oslo hasta la fecha,  soportamos  la agresiva respuesta de Israel con  más casas demolidas,  más colonias que usurparon el territorio; más  sangre, muertos; humillación, dificultades en el tráfico y  la transportación de nuestros productos..

Es tal la ocupación, que el propio  presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, tiene que usar visa para entrar o salir del territorio. El pueblo palestino durante  años no ha visto  los frutos  para la paz. Israel controla la frontera terrestre, aérea y marítima en una ocupación muy rentable para ellos, al grado de que   Palestina está   obligada a importar frutas  de Israel. Franja de Gaza es un territorio de trescientos sesenta kilómetros con casi dos millones de habitantes, que está bloqueado desde hace siete años. No tiene medios de salud, ni combustibles.

Entonces, Israel tiene toda la responsabilidad de  la situación del  pueblo palestino. Las Naciones Unidas estiman que cualquier pueblo que recae bajo ocupación, tiene derecho a resistir por todos los medios y así,  en la última agresión en Gaza, el pueblo palestino intentó autodefenderse como pudo.  Sin embargo, no hay punto de  comparación entre las fuerzas de Israel y las del pueblo palestino. Israel,  es el quinto o sexto ejército más poderoso del mundo y las posibilidades del pueblo palestino son muy  limitadas.

 Durante la agresión a Gaza, Israel no  respetó  las resoluciones de Naciones Unidas ni las normas internacionales, y  el señor Ban Ki Moon, se mostró  muy indignado, porque Israel bombardeó la sexta escuela de Naciones Unidas  donde está refugiado más de un cuarto de millón de ciudadanos  y lo calificó como  un crimen de guerra  por lo  que los autores debían ser llevados a las cortes internacionales. E l discurso de la ONU  forma parte del doble estándar con que actúan las fuerzas internacionales, especial y lamentablemente, Estados Unidos con quien,  por cierto, Palestina tiene  excelentes relaciones de manera bilateral.

LA ONU Y EU DEBEN REPLANTEAR LA DEFINICIÓN DE TERRORISMO

 Munjed Saleh   considera que  Estados Unidos y  Naciones Unidas deben replantear  una definición del terrorismo. Porque a veces se toma en cuenta el terrorismo de una persona, pero no  el terrorismo de un Estado.   Explica: “ Israel,  practica el terrorismo de Estado que  es mucho más peligroso que el terrorismo individual que está condenado, pero el terrorismo de Estado tiene  alcances enormes. A veces en este mundo actual, los verdaderos luchadores de la  libertad están llamados como terroristas, y los mercenarios los llaman héroes o luchadores. Entonces me parece que Naciones Unidas tiene que corregir esta terminología”.

 Con una reflexión política  de matices islámicos, Munjed Saleh concluye: “Nosotros (los palestinos)  confiamos en que el mundo está cambiando para bien. Hay más conciencia social y humanidad  en los pueblos  que se solidarizan con las causas justas. Hemos visto ejemplos notables: Gran Bretaña llegó a las costas argentinas, a las Malvinas,  con intenciones de invadir y que pasó?... Aunque el sol nunca se opone a los terroristas  de la Gran Bretaña, hoy vemos que   enfrenta riesgos de fraccionarse con el problema  separatista de Escocia. Pienso que el  futuro de los pueblos y los empeños van y vienen…  Con EU, hay que tener cuidado, porque es demasiado dinámico (por decir lo menos)  tiene mentalidad  de cowboy y cuando uno se da cuenta ya te está estrangulando… yo no dije nada”.

  Munjed, se despide y sonríe apaciblemente, sin haber probado la comida con los periodistas,  pues son los tiempos del ramadán,  en el que los musulmanes, practican el ayuno diario. Solamente se puede comer, tomar agua, fumar o tener relaciones sexuales antes del amanecer y después del atardecer….                                                                                                                             



* Irene Arceo, egresada de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana y miembro con voto en la organización internacional “Reporteros sin Fronteras

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LOS ORIGENES DEL CONFLICTO ISRAEL- PALESTINA



Jerusalem  “Ciudad de la Paz

Por Irene Arceo

                                   - II-
Palestina, la tierra que se conoció como Canaán  fue poblada   por cananeos y  filisteos  en  el 3000 y el 2500 a.C. Y ahí mismo, Los jebuseos, una de las tribus cananeas, levantaron  un poblado al que llamaron Urusalim, (Jerusalem), «Ciudad de la Paz».

Hacia el año 2000 a.C. pasó por Palestina otro pueblo semita nómada: los hebreos, conducido por Abraham. Siete siglos más tarde, volvieron, procedentes de Egipto, doce tribus hebreas al mando de Moisés. Se trabaron violentos combates por la posesión de la tierra.

Cuatro siglos después, David unificó el reino judío. Tras la muerte de su hijo Salomón, los hebreos se dividieron en dos reinos, Israel y Judea, que más tarde cayeron en manos de los asirios (721 a.C.) y los caldeos (587 a.C.). En esta última fecha Nabucodonosor destruyó Jerusalem y llevó a los judíos en cautiverio a Babilonia.

Palestina fue conquistada por Alejandro Magno en el 332 a.C y quedó bajo dominio griego. A su muerte retornó al imperio egipcio de los Ptolomeos. Más tarde fue dominada por los seléucidas de Siria. Una rebelión encabezada por Judas Macabeo restableció un estado judío en el año 67 a.C.

En el 63 a.C. Palestina fue incorporada al Imperio Romano que  reprimió severamente la resistencia de los macabeos, zelotes y otras tribus judías. Como parte de esa represión fueron crucificados miles de rebeldes, alrededor del año 30 d.C., en los tiempos de Jesús de Nazareth.

En el 70 d. C. el emperador romano Tito destruyó el Templo de Salomón. Años más tarde, en el 135 d.C., los judíos fueron expulsados de Jerusalem y el emperador Adriano construyó una ciudad pagana sobre sus ruinas.

A partir del año 330 Palestina quedó bajo el dominio Bizantino. En el año 638 Omar Al-Khattaab entró en Jerusalem, puso fin a la era bizantina y dio inicio la era árabe-islámica. Según la tradición islámica, en esa ciudad ascendió al cielo el profeta Mohamed (Mahoma), con lo que Jerusalem adquirió carácter sagrado para las tres grandes religiones monoteístas, nacidas de un tronco común.

 La fe islámica y el idioma árabe unificaron a los pueblos semitas, excepto los judíos. Con breves intervalos de dominación parcial de los cruzados cristianos y los mongoles, en los siglos XI, XII y XIII Palestina tuvo gobiernos árabes e islámicos durante casi un milenio. En 1516, el Imperio Otomano conquistó Jerusalén y mantuvo allí su hegemonía hasta el fin de la Primera Guerra Mundial.

 GRAN BRETAÑA PROPUSO PRIMERO A UGANDA O PATAGONIA COMO  NACION JUDIA

Al estallar la Primera Guerra Mundial, Inglaterra  había prometido la independencia de las tierras árabes bajo el gobierno otomano, incluyendo Palestina, a cambio de su apoyo contra Turquía, aliado de Alemania.

Por aquel entonces los judíos de Europa y, principalmente Rusia, sufrían los pogroms (linchamiento multitudinario, planificado, contra  grupos). Había una necesidad imperiosa de tener un lugar donde vivir en paz, sin persecuciones. El mayor anhelo era construir el Estado en la Tierra de Israel, pero teniendo en cuenta este escenario, se planteó la posibilidad de buscar otro lugar de manera alternativa y transitoria.

De allí surgen las opciones del Proyecto Uganda y la Patagonia argentino-chilena, lugares  que fueron descartados por inviables económicamente y   porque la comunidad judía siempre añoro la vuelta a Jerusalem por ser  su lugar sagrado desde tiempos bíblicos,  donde pequeñas comunidades judías ya estaban allí asentadas.

A partir de 1878 comenzaron a establecerse los primeros asentamientos de judíos en Palestina, impulsados por el movimiento sionista. Alrededor de 25 mil inmigrantes entraron ilegalmente desde el este de Europa. El barón francés de origen judío Edmond Rotschild, apoyaba con dinero  las actividades sionistas. En 1895 el total de la población de Palestina ascendía a 500 mil personas: 453 mil eran árabes palestinos y ocupaban 99% de la tierra; 47 mil eran judíos y eran dueños del 5% de la tierra. Entre 1904 y 1914 se produjo la segunda ola migratoria. En 1909 se instaló el primer kibutz (granja colectiva) al norte de Yaffa.

En 1917, la «Declaración Balfour» comprometía los esfuerzos de Inglaterra para la creación de un Hogar Nacional Judío. Los palestinos realizaron su primera conferencia en 1919 y se opusieron, pues aspiraban a la creación de un Estado Palestino Independiente, tal como los británicos habían prometido a cambio de su apoyo durante la guerra.

En 1920 la Conferencia de San Remo garantizó el mandato británico sobre Palestina. Dos años más tarde el Consejo de la Liga de las Naciones promulgó un mandato que promovía el establecimiento en ese territorio de un hogar nacional para el pueblo judío. Durante seis meses los palestinos realizaron huelgas y movilizaciones en protesta por las confiscaciones de tierra y la inmigración ilegal, que tenía por objeto aumentar la escasa población judía y justificar sus aspiraciones territoriales.

 Cuando el gobierno inglés intentó  restringir la inmigración judía y ofrecer la independencia de Palestina al cabo de 10 años, la resolución fue rechazada por los sionistas, quienes organizaron milicias y lanzaron una campaña sangrienta contra británicos y palestinos. El 9 de abril de 1948, un destacamento de la organización «Irgun», comandado por Menahem Begin, invadió la aldea de Deir Yassin y asesinó a 254 civiles. El terror provocó el éxodo de decenas de miles de palestinos.

Al fin de la Segunda Guerra Mundial, las Naciones Unidas aprobaron la partición de Palestina (Resolución 181). Los palestinos, que constituían el 70% del total de la población y tenían el 92% de la tierra, fueron reducidos al 43% del territorio. El resto fue entregado a los judíos, que representaban el 30% de la población y poseían sólo el 8% de la tierra. Jerusalem se consideró dentro del 1% que quedaría como zona internacional.

El 14 de mayo de 1948 los judíos proclamaron el Estado de Israel que hizo estallar la primera Guerra Árabe-israelí y  el conflicto de Oriente Medio. Palestina quedó dividida en tres partes: la que ocupaba Israel; la ribera occidental del Jordán (Cisjordania) que pasó a Jordania, y Gaza, que quedó bajo la administración de Egipto. Unos 700 mil palestinos fueron expulsados de sus hogares, huyeron a los países vecinos y se instalaron en campos de refugiados.



* Irene Arceo, egresada de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana y miembro con voto en la organización internacional “Reporteros sin Fronteras

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LA VOLÁTIL NEGOCIACIÓN DE LOS LÍDERES



 Radicalismos, Intifada y  acuerdos frustrados

                               -III-
Por Irene Arceo

En 1964 se creó la a Organización para la Liberación de Palestina (OLP), para defender los intereses del pueblo palestino y afirmar su identidad a nivel regional e internacional. En 1969 Yasser Arafat fue elegido presidente de la organización. Yasser Arafat, intentó por mucho tiempo llegar a un acuerdo definitivo por la vía diplomática, lo que le valió el Premio Nobel de la Paz en 1994.

El programa de la OLP, acordado en 1968, llamaba a sostener la lucha armada contra la «ocupación sionista», para liberar toda Palestina, incluyendo las fronteras internacionales del Estado de Israel, reconocidas antes de la guerra de 1967. Ello implicaba, necesariamente, el fin del actual Estado de Israel, y a la vez, la OLP  aceptaba como «solución temporal» el establecimiento de un estado palestino independiente en cualquier parte del territorio eventualmente liberado por las armas.

Discretamente la OLP inició conversaciones con dirigentes israelíes proclives a una solución negociada. La OLP se dividió porque grupos palestinos radicales  discreparon con la línea política de Arafat.

Desde la década de los 70 ´s, Estados Unidos empezó a intervenir directamente en la política israelí, pues el Estado sionista se volvió un fuerte aliado en una zona económica y políticamente estratégica, donde están las mayores reservas de petróleo, colindando con la URSS y es un punto de entrada a China. La participación de EU y la ONU en la guerra, protegiendo a Israel, provocó que los países árabes, en solidaridad con Egipto y Siria, organizaran un embargo petrolero en 1973 y 1974.

En la década de 1990 se firmaron una serie de tratados con el objetivo de mantener una estabilidad en la zona. El primero y más importante fueron los Acuerdos de Oslo, en los cuales se fundó la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que administra los territorios de los palestinos: Cisjordania y la Franja de Gaza.

En 1987, tras años de dificultades internas, el Congreso Nacional Palestino, reunido en Argel, recompuso la unidad de la OLP. Ese mismo año los funerales de varios jóvenes palestinos muertos en enfrentamientos con patrullas militares israelíes llevaron a nuevas confrontaciones, huelgas generales y protestas civiles. Comenzó la Intifada  (o levantamiento popular) en la franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalem Oriental.

Muchos civiles desarmados arrojaban piedras en las luchas callejeras, en conmovedora desventaja ante la ocupación israelí, provista de armamento pesado para reprimir las protestas. La Intifada  que causó impacto mundial, duró varios años y socavó la precaria economía de los habitantes de los territorios ocupados.

El 14 de noviembre de 1988, el Consejo Nacional Palestino (parlamento en el exilio), reunido en Argel, proclamó el Estado Palestino Independiente, de acuerdo a la resolución 181 de Naciones Unidas de 1948 que dividía Palestina en dos estados: uno judío y otro árabe palestino. Esto implicaba aceptar al Estado de Israel. Días después, 54 países reconocieron al nuevo Estado.

Israel y Palestina se reconocieron como estados legítimos y prometieron detener los enfrentamientos; sin embargo, las tensiones continuaron y se reavivaron cuando el exmilitar israelí, Ariel Sharon, se convirtió en el primer ministro de Israel en 2006.

 Al estallar la Guerra del Golfo en 1991, las simpatías proiraquíes del pueblo palestino se expresaron claramente. Este apoyo privó a la OLP del sostén financiero de las ricas monarquías del Golfo, contrarias al régimen de Irak. En ese año,  1991, auspiciada por Estados Unidos y la ex URSS, comenzó en Madrid la primera Conferencia de Paz para Oriente Medio. Palestinos e israelíes acordaron el reconocimiento mutuo.

En septiembre de 1991 se firmó en la Casa Blanca la Declaración de Principios entre Israel y la OLP, que estableció un plazo de cinco años para la retirada de Israel de los territorios ocupados y para la discusión del estatuto definitivo de la franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalem oriental, culminando con el establecimiento de un Estado Palestino Independiente.

Hamas y Hizbollah en el campo palestino, así como los colonos de los asentamientos ubicados en los territorios ocupados y la extrema derecha, del lado israelí, se opusieron al acuerdo. En un clima de hostilidad, se pospuso la  prevista retirada militar israelí de Gaza y Jericó.

En mayo de 1994, Rabin y Arafat firmaron el acuerdo de autonomía «Gaza y Jericó primero», mientras continuaba la retirada israelí, lo que permitió el regreso de soldados del Ejército de Liberación de Palestina exiliados en Egipto, Yemen, Libia, Jordania o Argelia.

Luego de 27 años de exilio Arafat llegó a Gaza en julio y asumió como jefe del Ejecutivo de la Autoridad Nacional Palestina (ANP). En las zonas donde regía la autonomía palestina comenzó una afluencia de inversiones de capitales palestinos y extranjeros, además de la ayuda internacional, para preparar los cimientos del futuro Estado.

La lucha interna entre el histórico líder de la OLP y sus adversarios islamistas, opuestos a los acuerdos con Israel, se hizo cada vez más violenta. Arafat quería que Hamas participara en las elecciones generales palestinas de enero de 1996, lo que le hubiera dado mayor legitimidad a su liderazgo. Los islamistas boicotearon los comicios. Arafat fue elegido presidente con 87% de los votos y los candidatos oficialistas obtuvieron 66 de las 88 posiciones.

La elección de Benyamin Netanyahu, líder conservador del Likud, como primer ministro israelí en mayo, agravó la tensión entre ambos países. Las difíciles negociaciones culminaron con el retiro de las tropas israelíes de la ciudad de Hebrón en 1997.

Ese mismo año, y en base a los acuerdos entre ambas partes, se logró la liberación de presos políticos palestinos de las cárceles israelíes. A fines de 1997 se produjo un quiebre en las conversaciones, debido a que Netanyahu desconoció lo acordado y continuó con la construcción de nuevos asentamientos ilegales. El hecho originó fuertes enfrentamientos y duras condenas internacionales. Arafat manifestó que, vencido el plazo de cinco años establecido en compromisos asumidos, él declararía un Estado Palestino independiente con capital en Jerusalem Oriental.

En 2000, el presidente estadounidense Bill Clinton invitó a Arafat y al primer ministro israelí Ehud Barak a reunirse en Campo David. Las propuestas norteamericanas e israelíes para un acuerdo definitivo no cumplían las demandas palestinas básicas: no se desmantelaban los asentamientos ilegales de Cisjordania, no se contemplaba el retorno de los refugiados ni el control palestino de las fronteras. Jerusalem, Ciudad Santa para musulmanes y judíos, se convirtió en el mayor obstáculo para la negociación, ya que las partes pretendían erigir allí su capital.

La tensión se agravó con la visita del ex ministro de defensa israelí Ariel Sharon a la explanada de las mezquitas, en Al Quds/Jerusalem. Fue el inicio de una nueva Intifada; una serie de ataques suicidas con bombas en centros urbanos israelíes provocaron numerosas víctimas civiles israelíes y como respuesta Tel Aviv retomó sus bombardeos sobre poblaciones palestinas que dejaron 400 muertos.

La victoria de Sharon en las elecciones israelíes de febrero 2001 fue un nuevo golpe al proceso de paz. Naciones Unidas dio a conocer  que el bloqueo económico impuesto por Israel en Cisjordania y la franja de Gaza, debilitaba  al gobierno de Arafat  por falta de fondos.

 La arremetida israelí y el estancamiento de las negociaciones aumentaron la resistencia contra la ocupación y Sharon respondió con asesinatos selectivos a presuntos terroristas y amplió su ofensiva atacando núcleos y pueblos palestinos con helicópteros y barcos de guerra. Varios cientos de palestinos murieron durante la rebelión y las acciones militares continuaron.

 Sharon cortó toda negociación con Arafat. La nueva estrategia israelí era no considerar al líder palestino como interlocutor válido. Las restricciones al movimiento de bienes y personas en Israel y los territorios ocupados, arruinaron la economía palestina. El cierre continuado de los puestos fronterizos causó daños irreparables. El desempleo se triplicó, afectando a casi el 30% de la mano de obra palestina.

La cumbre de países árabes en Beirut, -a la que Arafat no pudo asistir porque Sharon lo mantuvo sitiado en su búnker de Ramala durante más de un mes-, culminó con la aprobación de un plan de paz que incluía una decisión histórica: los firmantes se comprometían a reconocer al Estado de Israel, siempre que éste se retirara a las fronteras anteriores a 1967 y permitiera el regreso de los tres millones de refugiados palestinos, y la formación de un Estado palestino con parte de Jerusalem como su capital. Israel calificó de «inaceptable» la propuesta.

En abril Al Fatah, Hamas, Jihad Islámica, el Frente Popular y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina, acordaron por primera vez un plan de lucha común «para hacer frente a todo ataque israelí». La mayoría de los 82 suicidas que habían atacado objetivos en Israel y en los asentamientos judíos desde el comienzo de la Intifada, militaban en esas organizaciones integristas. Tras incursiones en  áreas bajo relativo control de la ANP, Israel hizo prisioneros a unos 5 mil palestinos.

En junio de 2002 Bush llamó a los palestinos a repudiar el liderazgo de Arafat y buscar un líder que no estuviese «comprometido con el terrorismo». En diciembre Arafat postergó la realización de elecciones, responsabilizando a Israel.

En marzo de 2003, Mahmoud Abbas (un político moderado) asumió como primer ministro palestino. En abril, Bush presentó a Sharon y a Abbas un nuevo plan de paz conocido como «Hoja de Ruta», impulsado por el denominado «Cuarteto de Medio Oriente» (EU, la UE, Naciones Unidas y Rusia), que debía conducir a la creación de un estado palestino y a la solución de todos los problemas pendientes para el año 2005. Acusado por los sectores radicales de hacer demasiadas concesiones a Israel, Abbas renunció , pero llegaría después otra vez al poder en 2005.

La violencia se intensificó. A ello se sumó la construcción de un muro de separación en Cisjordania, que según Israel buscaba impedir el ingreso de terroristas. Los palestinos consideraron el muro como un intento por demarcar unilateralmente las fronteras con un eventual Estado palestino, en condiciones ventajosas para Israel. La Asamblea General de la ONU exigió que Israel detuviera la obra, pero la Unión Europea y EU pidieron a la Corte Internacional de Justicia que se abstuviera de pronunciarse sobre la legalidad de la construcción. La barrera privó a miles de palestinos de acceder a servicios esenciales como el agua, la salud y la educación, así como a fuentes de ingresos como la agricultura y   el empleo.

En marzo de 2004, tras un doble atentado suicida de Hamas en el puerto de Ashdod, Israel respondió con un plan de «asesinatos selectivos» de líderes de movimientos radicales palestinos. Con un misil disparado desde un helicóptero, Israel mató al líder espiritual de Hamas, el jeque Ahmed Yassin, de 67 años, cuando salía de una mezquita de Sabra (Gaza). Aunque el asesinato provocó el rechazo unánime de la comunidad internacional, EU vetó en el Consejo de Seguridad de la ONU una moción de condena.

Sharon anunció, en abril de 2004, el «Plan de separación unilateral con los palestinos» que incluía la evacuación de los asentamientos de la franja de Gaza y el desmantelamiento de seis colonias de Cisjordania. A cambio, Israel pretendió el apoyo de EU para el mantenimiento de «bloques de colonias» en Cisjordania, donde vive la mayoría de los 230 mil colonos israelíes, y una declaración del presidente Bush negando el derecho al retorno de los refugiados palestinos.

En octubre, las fuerzas israelíes demolieron las casas de cientos de palestinos y derribaron obras de infraestructura, matando a más de 70 personas en lo que constituyó el ataque más cruento en la Franja de Gaza en años. El ataque se realizó luego de que  niños israelíes murieran a causa del disparo de un cohete por parte de Hamas.

El 11 de noviembre de 2004, Arafat murió en París. El funeral de Estado se realizó en El Cairo (Egipto).  Arafat sería enterrado en la sede del cuartel de la Autoridad Nacional Palestina en Ramala, pese a su deseo (denegado por Israel),  de ser enterrado en Jerusalem.



* Irene Arceo, egresada de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana y miembro con voto en la organización internacional “Reporteros sin Fronteras

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EL CUENTO DE NUNCA ACABAR EN PALESTINA



La frase del Papa que enojó a Israel

               - IV- y  última parte

Por Irene Arceo

Tras la muerte de Yasser Arafat  en 2004, el grupo político, militar y religioso Hamas tomó el poder en 2007 y ha tenido como fin unificar los actuales territorios de Israel, Cisjordania y la Franja de Gaza bajo un Estado árabe.

Esta situación, junto con una serie de gobiernos expansionistas en Israel, provocaron que el conflicto se volviera a intensificar estallando en 2008 la Guerra de Gaza, en la cual el ejército israelí bombardeó el territorio de la Franja de Gaza con el pretexto de atacar las bases militares de Hamas,   grupo palestino que Estados Unidos, la Unión Europea e  Israel consideran como una organización terrorista.

Uno de los  enfrentamientos más violentos se registró  cuando Israel declaró el inicio de la operación Pillar of Defense, tras eliminar a Ahmad Jaabari, ex jefe máximo de operación de la sección armada de Hamas.

 En las elecciones de principios de febrero de 2005, el presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Mahmoud Abbas y candidato de  Al Fatah,  fue elegido presidente de la ANP  e inmediatamente intentó persuadir a los grupos radicales Hamas y Jihad Islámica para que suspendieran sus ataques sobre Israel.

 Mahmoud Ridha Abbas (Abu Mazen), el  actual y primer Presidente de Palestina desde el 2 de junio de 2014,  que fue anteriormente el tercer Presidente de la Autoridad Nacional Palestina, desde 2005 hasta 2013, y Presidente de Palestina en Cisjordania desde 2013 hasta junio de 2014, consiguió convencer a Hamas y a la Jihad de que declarase un período extraoficial de alto al fuego. Con este frágil marco, Abbas y Sharon anunciaron la voluntad de encontrarse en Egipto para iniciar conversaciones, pero este encuentro nunca se produjo.

En agosto, el ejército israelí concluyó el operativo de retirada de Gaza, que incluyó la evacuación forzosa de unos 8.500 colonos, poniendo fin a 38 años de ocupación militar de la zona. La continuación de este proceso se convirtió en una incógnita cuando Sharon sufrió una hemorragia cerebral y entró en coma en enero de 2006.

Ese mes, inesperadamente, Hamas ganó las elecciones parlamentarias y obtuvo 76 de los 132 escaños en disputa.  Al-Fatah, la organización político-militar palestina, fundada en 1957, por Yasser Arafat que  constituye un componente principal de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP),  se negó a participar del nuevo gobierno formado por Ismail Haniyeh  quien duró   como primer Ministro de la Autoridad Nacional Palestina  entre 2006 y 2007.

El primer ministro israelí interino, Ehud Olmert,  quien llegó al poder  en 2006, después de que  su  mentor Ariel Sharon cayera en un coma, anunció que no negociaría con el nuevo gobierno a menos que Hamas renunciara a la violencia y reconociese al Estado de Israel, además dejó de transferirle los fondos derivados de impuestos e ingresos aduaneros recaudados por Israel en nombre de la ANP.

El congelamiento de las transferencias de fondos israelíes y la suspensión de la millonaria ayuda económica de EU y la Unión Europea, dejaron al gobierno palestino en la asfixia financiera. El gobierno del Hamas resistió las presiones internacionales para lograr que reconociese a Israel y solicitó ayuda a los países musulmanes para poder pagar sueldos públicos atrasados durante meses.


Enfrentamientos entre policías leales a  Al Fatah y una nueva fuerza de seguridad creada por Hamas hicieron surgir temores de una guerra civil entre palestinos. Abbas, en una difícil situación desde la llegada de Hamas al poder, anunció que convocaría un referéndum sobre el reconocimiento a Israel y la viabilidad de la coexistencia pacífica de dos Estados –uno israelí y otro palestino– como solución al conflicto.

El entonces primer ministro  israelí Olmert y el presidente Abbas se reunieron, en agosto de 2007, en Cisjordania. Ambos se mostraron conformes y optimistas sobre la posible creación de un estado palestino. En ese largo camino que no llevo a ninguna parte, Olmert se vio obligado a dimitir a principios de 2009 en medio de acusaciones de corrupción. Su salida abrió camino a la designación del conservador Benjamin Netanyahu y los esfuerzos de paz posteriores no han tenido éxito.

El 25 de mayo de 2015  el  ex primer ministro israelí Ehud Olmert fue condenado  a ocho meses de prisión por aceptar ilegalmente fondos de un partidario estadunidense. La  sentencia  selló la dramática desgracia política  del hombre que hace apenas unos años dirigió el país y esperaba lograr un histórico acuerdo de paz con los palestinos.

En este año, tras una audiencia de Mahmoud Abbas con el papa Francisco,  después de que el Vaticano reconociera oficialmente el Estado de Palestina y  en la víspera de la canonización de dos monjas palestinas se publicó que   “El papa pide a Abbas que sea un ángel de paz”.

Las palabras   de Bergoglio, punzantes  puntos de referencia para la diplomacia mundial, provocaron  enseguida el malestar israelí  enfangado en  un conflicto en el que, hasta la palabra PAZ se convierte en un instrumento de guerra.



* Irene Arceo, egresada de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Veracruzana y miembro con voto en la organización internacional “Reporteros sin Fronteras

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