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DE TEOTIHUACAN


PATA DE PERRO

23/10/08

La otra Viga

RAMIRO GÓMEZ-LUENGO

Paseo-experiencia único en su género que no aparece en las guías turísticas de la Ciudad de México, el mercado de mariscos y pescados de la Nueva Viga, es decir la otra Viga, la que no está en la calle que lleva dicho nombre, sino en la prolongación del Eje 6 Sur 560, es un show de colores, aromas y sabores  que asombra al visitante desde el primer momento.

Son las cuatro de la mañana y un friolento perro callejero ve como cientos de camiones provenientes de todos los rincones del país  llegan con unas 500 toneladas de alimentos (60% de la producción nacional pesquera) que se concentrarán en la Nueva Viga, el segundo mercado del mundo en cuanto a volúmenes, sólo superado por Tokio, y que seguirán viaje hacia el extranjero, como también a otros estados de la República y a las cocinas de las colonias locales, según explica don Bernardo.

Tabasqueño de nacimiento y chilango por conveniencia, don Bernardo May Galmiche, junto a su esposa, Imelda, su hijo, su nieto y un empleado nos revela que limpia cada día entre 150 y 200 kilos de cintillo de Veracruz.

Con manos habilidosas hasta el extremo, el tabasqueño y su familia pican frenéticamente sobre gigantescas tablas cientos de pulpos, previamente hervidos, hasta convertirlos en montañas de diminutos pedacitos. Otros abren pescados, filetean, quitan escamas y sacan hasta lo último de pulpa del espinazo que se utilizará para croquetas, tostadas y albóndigas.

“Antes costaba vender ese producto, pero ahora hasta nos lo encargan lo mismo de grandes almacenes que de restaurantes muy fufurufus”, destaca Don Bernardo, quien revela que la gran mayoría de los 7 mil 500 trabajadores del mercado son sus paisanos.

-¿Y a qué cree usted que se deba eso?

-Pues porque al capitalino le repugna el olor a pescado y marisco. Le da nauseas, y por eso le hace el feo, pero nosotros los costeños no sólo estamos acostumbrados, sino que incluso la gran mayoría nos hemos dedicado a la pesca.

El reloj marca las seis de la mañana, hora en que se abren las puertas de la Nueva Viga a los marchantes, quienes en un promedio de 25 mil visitantes por día se pierden en los pasillos del mercado entre gritos de “Güerita qué buscaba”, “Sí hay, sí hay, qué le damos” o “Pura Chulada jefe, auténtico de Veracruz”.

Pero no todos los visitantes son simples amas de casa que andan en busca de mejores precios, sino que también hay dueños y empleados de comercios y marisquerías, como es el caso de don Marco González, quien viaja dos o tres veces por semana para llevar unos 180 kilos de pescado y marisco a su restaurante, Mar Adis, en Atlacomulco, Estado de México.

Cuando se la pregunta a Don Marco si no le da extrañeza que una ciudad que se halla a 2 mil 300 metros de altura sobre el nivel del mar sea la mayor distribuidora de mariscos y pescados del país, éste simplemente señala: “Pues es lógico, ya que por mucho también es el principal mercado de consumo”.

“Además –agrega- no sé jovenazo si usted recuerda aquellas famosas crónicas de la conquista de la Nueva España que contaban que el emperador Moctezuma todos los días comía pescado fresco gracias a un  sistema que utilizaba a cientos de jóvenes aspirantes a guerreros, quienes transportaban a toda carrera el producto desde la costa veracruzana hasta la capital del imperio Azteca mediante relevos”.

¿Si hay precio y variedad don Bernardo?

-Claro que sí, y si no me cree nomás fíjese y aprovéchese antes de que nos caiga la devaluación: En materia de mariscos, que incluye hasta chipirones de temporada, hay ostiones que cuestan desde 1.50 a 3 pesos; camarones, pulpos y raya a 10 pesos el kilo; jaiba en pulpa, 120 pesos, o elegantes paquetitos atados con fibras de plantas, a 50 módicos pesos.

“También se encuentra la Cinta, y el Conejo de Sinaloa, a 12 pesos el kilo. El lenguado blanco, que es grande y redondo, así como corvinas de Baja California, cazones de Chiapas por pieza (46 pesos) o filetes (60); picudos de 10 y           15 kilos, y atunes que pueden pesar hasta 140 kilos”.

El hombre de Tabasco agrega que hasta las cabezas de los pescados también son comestibles, salvo las de los escualos, y la utilidad dependerá del tamaño, “pero aquí no se desperdicia nada, porque aquello que no sirve en su forma natural se procesa, se recicla y se convierte en otra cosa: triturados para croquetas y espinazos para caldos”.

El reporperro observa con curiosidad que miles de toneladas de productos del mar reprocesados salen en bolsas, carritos y cubetas, así como cajones, camionetas, traílers y cajas con el sello Product of México.

“Como siempre, lo mero bueno se va al extranjero, como el huachinango, el pámpano y la langosta, mientras que los productos más económicos se quedan, pero no son consumidos en gran escala porque nos falta educación, ya que la inmensa mayoría de los mexicanos no sabemos que son baratos y nutritivos”, señala don Bernardo con un dejo de tristeza.

-Caray don, ya se me abrió el apetito, pero no tengo bolsa para llevarme la mercancía.

-No se preocupe güero, en la nave del fondo venden cubetas a buen precio para que se pueda llevar sus pescaditos.

rluengo4@hotmail.com


PATA DE PERRO

16/10/08

 

* De Peluches

RAMIRO GÓMEZ-LUENGO

Una buena madriza, y el libre comercio puede fluir tranquilamente sobre el crucero de Río Tíber y Río Lerma.
O al menos esa fue la receta que le dio resultado a Miguel Ángel, hombre de unos 55 años cuyo rostro apacible y cabello cano no denotan los más de 17 años que dedicó al giro del crédito y la cobranza, oficio que llegó a dominar casi a la perfección, pero del cual decidió retirarse cuando se dio cuenta de que “era mucha la chinga, los patrones muy bueyes y, lo peor de todo, el salario muy bajo”.

“Mi hijos ya están grandes y no saben que me dedico a la venta de muñecos de peluche en la esquina de Tíber y Lerma, en la colonia Cuauhtémoc. Ellos piensan que sigo en la cobranza o que de vez en cuando me dedico a la plomería, oficio que aprendí de mi padre, quien era, y por qué no decirlo, el mejor fontanero de México”, explica Miguel Ángel mientras hace una pausa en su ir y venir esquinero para fumarse, con visible deleite, un Delicado sin filtro a la sombra de un árbol.

-Pero usted es una persona con muchos recursos. ¿No le gustaría dedicarse a algo más acorde a su preparación?

-Pa’ qué. Mira güero, en estos tiempos actuales la preparación no se come. Al contrario, una persona mayor de 35 años ya es un viejo para el mercado laboral, así es que lo más seguro es que siempre lo van a dejar de lado para darle preferencia a los jóvenes.

-¿La juventud se impone?

-Será la baratura. Tu sabes que la mayoría de los chavos que salen a buscar chamba no tienen aún hijos, ni esposa, ni renta que pagar. Así es que con que les ofrezcan 3 mil pesos al mes ya están felices, porque están aprendiendo un oficio y por lo pronto ya sacaron para comprarse cigarros, calzones y condones.

“Uno de mis hijos –agrega el hombre de pelos- anda de taxista, ya que se aburrió de buscar chamba de lo que estudio en el Politécnico: ingeniero en refrigeración. Imagínate, le ofrecían en las empresas dizque muy serias 5 mil al mes, ah pero eso sí, no debía ser mayor de 25 años de edad, tener al menos 10 años de experiencia, hablar inglés a la perfección, y creo que hasta japonés, así como plena disposición para viajar a cualquier lado de la República”.

“Y luego pa acabarla de amolar, casi todas las empresas de refrigeración se fueron para el Estado de México, así es que el destino de mi pobre hijo iba ser vivir a bordo del Metro, de un autobús y de un taxi. ¿Santa chinga para un profesionista, no?”

Miguel Ángel relata que su llegada al negocio de las ventas esquineras se lo debe a su compadre, “quien fue el primero en apañarse este crucero, pese a que en un principio los policías no lo dejaban”.

-¿Y cómo le hizo?

-Pues de a poquito nos fuimos metiendo. Él comenzó con la venta de chicles, cigarros sueltos y dulces. El problema es que llegaba la patrulla y lo sacaba. Luego se hizo amigo de los polis y les empezó a dar para su chesco. Fue ahí cuando se dio cuenta del enorme potencial que tenía la esquina, y como sabía que yo estaba hasta el gorro de  mis últimos patrones, además de que soy muy entrón, pos me invitó a que lo hiciera fuerte.

-Y ya lo demás fue coser y cantar.

-Pos no te creas, había un chingo de bueyes que querían el crucero, así es que entre mi compadre y este servidor nos tuvimos que dar infinidad de tiros con uno que otro pasado de lanza hasta que nos quedamos dueños del terreno.

-¿Qué el Sol no sale para todos?

-Claro, pero no puedes permitir que en tu esquina se acomoden más de cuatro, porque tu solito les estás dando en la madre. Ya sabes, entre menos burros más elotes. Además, en esta pinche ciudad lo único que sobran son esquinas.

-Entonces, no dejas que cualquiera llegue a vender a tu esquina.

-Por supuesto que no, qué tal si vende lo mismo que yo. No, definitivamente y que me perdone el libre mercado, pero todo buey que se quiera ponerse aquí no es bienvenido, y si se pone perro, pos le damos una buena madriza y santo remedio.

-Eso suena muy cabrón.

-Es la calle compadre, la pinche calle, y aquí nadie te regala nada. Nosotros llevamos años trabajándola y poniéndonos en la madre con verdaderos delincuentes que nomás están viendo cómo te chingan.

“Es más, pa que veas como puede ser uno pendejo cuando le quiere hacer al buena onda. Hace como dos años me llegó al crucero una indiecita que venía todos los días de Hidalgo a pedir limosna. Imagínate, indiecita, viejita y con cara de perrita pateada, pos luego, luego nos ganó la pena y le dimos chance. A la semana la cabrona se trajo a su marido y sus cinco hijos. Hubieras visto que desmadre, la ñora pedía limosna, el marido vendía chicles, dulces y cigarros, y a los chamacos los tenía sin bañar y con las ropas todas mugrosas para que causaran pena y los automovilistas les dieran dinero.

“Cuando le reclame a la ruca que ese no era el trato, que nomás le habíamos dado chance a ella, me contesto: ‘pos cuanto te costó la calle pinche pendejo’”.

-¿Te salió más cabrona que bonita?

-Vieja jija de su chingada madre. Pero creo que los chamacos ni eran de ella, se los pedía prestados a sus nueras y hermanas, y lo peor de todo es que los toloachaba para que no estuvieran llorando ni le pidieran de comer. Y no te miento si te dijo que la cabrona se hacía fácil unos mil pesos en un día completo de trabajo.

-¿La corrieron?

-No, se fue a un crucero más chido en las Lomas de Chapultepec, nomás que ahí le tenía que dar una buena lana a los de la patrulla para que la dejaran trabajar.

-¿Y aquí qué tal va la vendimia?

-No nos podemos quejar. Es un crucero muy chido ya que por aquí pasan cabrones que viven en las Lomas de Chapultepec, Polanco, Satélite, Interlomas y Santa Fe, o sea que varo si hay.

-¿Por día cuánto te llevas?

-Es relativo. Yo compro mis muñecos de peluche al mayoreo en Tepito. Vienen de China pero son originales. Nada de pendejadas piratas mal hechas que no sirven. Por eso mis precios varían, pero por ejemplo este modelo que traigo orita (se dirige hacia una bolsa de plástico que está abajo del árbol y de la cual extrae una brujita con todo y escoba) se está vendiendo muy bien por la época. Lo doy en 250 pesos.

-Con cuatro que vendas en un día ya la hiciste.

-No hombre, he llegado a vender hasta siete en un solo día... mil 750 pesitos, y eso trabajando de 12 del día a las seis de la tarde.

-¿Dinero fácil?

-Para nada, porque estamos ofreciendo un producto de calidad y el que quiere lo lleva y el que no, no hay pedo. No somos como los ojetes delincuentes de los franeleros, que apartan las calles como si fueran los dueños de la vía pública y te obligan incluso a pagar por adelantado, so pena de rayarte el carro o, ya de perdis, bajarte una llanta.

“Ah pero eso sí, nomás le llega a ocurrir algo a tu coche, y son los primeros en salir corriendo del lugar. Total, al otro día vuelven como si nada a seguir prestando sus oficios... pinche bola de ojetes”.

-Con razón aquí sigues.

-Claro, independientemente de que gano mucho más que en un jale de oficina, tengo la ventaja de que estoy al aire libre, sin horario, sin patrón regañón y sin tener que perder dos horas en el camión de ida y otras dos de vuelta, pero lo mejor de todo: sin tener que darle cuentas a nadie, excepto a mi conciencia y a mi familia.

-¿Te agarraste una chamba de pelos?

-Mejor dicho, de peluches.

rluengo4@hotmail.com


PATA DE PERRO

08/10/08

Hombre pobre, pobre hombre

RAMIRO GÓMEZ-LUENGO

* Político pobre

Un político pobre es un pobre político, que quiere decir: si no tienes la lana, cómo chingaos vas a pagar la tambora, el confeti, las matracas y los acarreados para que te apoyen en tu carrera política. O ya de perdis: el que está jodido, no puede sacar de jodido a los jodidos.

Como sea, pero dicha frase entró a bordo de su Cadillac (obviamente) derechito al Museo de la Infamia de la Política Mexicana, en donde junto con “el que no transa no avanza”, “el que se mueve no sale en la foto” o “en política no hay amigos”, sustentó la ideología de todo aspirante a servidor público que, harto de ganar 5 mil pesos al mes, se dio cuenta de que: “vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error”.

Frase de acero enmarcada en perlas japonesas a lo Nikito Ni Pongo, su autoría se le sigue achacando al inefable profesor Carlos Hank González, aquel que hizo de su piel blanca y su apellido alemán el pasaporte para ganarse la gracia del maestro Loreto Fabela, el mismo que fundó el Grupo Atlacomulco, aunque en realidad el primero en mencionarla fue otro político de armas tomar, y quien dicen fue mandado a callar por sus inquietudes reformistas al interior del otrora partidazo de las masas: el tabasqueño Carlos Madrazo.

Corrían los últimos meses de la II Guerra Mundial cuando Estados Unidos le solicitó al gobierno revolucionario que le enviara peones morenos, puesto que sus esclavos negros estaban ocupados muriendo como carne de cañón en los campos alemanes y las cosechas amenazaban con echarse a perder, lo que hubiera generado una hambruna de incalculables consecuencias.

Pero estas cuerdas de braceros serían temporales, razón por la cual la entrada y salida se controlaría mediante tarjetas que habría de distribuir el mismo gobierno mexicano entre todos aquellos que quisiesen irse del otro lado a ganarse unos dólares, moneda que por entonces apenas cotizaba un poco más en los mercados mundiales que nuestro peso.

Aunque era considerado uno de los mejores Cachorros de la Revolución, Madrazo se opuso a la designación de Alfredo del Mazo como candidato a la gubernatura del Estado de México por considerar que éste, además de ser sobrino del maestro Fabela, no tenía ningún otro mérito, excepto el de ser un rififí ignorante, presumido y ladrón.

Poco después de su ruptura con su mentor, Madrazo fue señalado como uno de los tres diputados que habiendo recibido tarjetas para distribuirlas gratuitamente entre los ciudadanos que desearan irse del otro lado legalmente, se dedicó a revenderlas a muy alto precio entre sus electores de la Merced, distrito en el que era muy querido por la gente.

Sabiendo que como diputado primero debería ser desaforado antes de ser encarcelado por haber “lucrado con la necesidad de la gente”, Madrazo preparó durante dos días un incendiario discurso en el que denunciaría muchas de las sucias maniobras que se habían tejido en su contra, pero ni siquiera pudo pronunciarlo, ya que afuera del recinto legislativo de Donceles le esperaba un guarura avilacamachista quien, tras sujetarlo del brazo, le señaló de modo quieto pero firme: “me va a perdonar licenciado, pero usted no puede pronunciar ese discurso, ya que le hará un gran daño a la nación”.

-¿Y cómo chingaos me lo va a impedir – interpeló Madrazo, quien a la hora de los idems era el primero en ponerse los guantes.

-Permítame decirle que tenemos a sus hijos bajo custodia, así es que si no quiere que les ocurra algo, sobre todo a Robertito, que es su consentido, mejor hágame caso.
Sobra decir que el discurso que improvisó Madrazo en su defensa no pasó de ser una retahíla de meas culpas, y pedidos de perdón a la patria, al PRI y a la Revolución por haberse pasado de listo con las necesidades de la gente.

Durante una de la visitas de sus amigos a la cárcel en donde purgaba, como dice el tango Ladrillo, “su injusta condena”, Madrazo reveló:

“Les juro que en los días que llevó aquí he aprendido más de la vida y de la política que en todos los años anteriores de andar en la polaca. Es más, ya me di cuenta de que un político pobre en este paìs, ¡vale para una chingada!

Sobra decir que del grupo de Cachorros que visitaban al tabasqueño el único que tomó nota fue un güerito que 30 años después sería considerado el hombre más rico de México.           

Pobre hombre

Pero en la vida siempre hay excepciones que, quizá, pueden confirmar una regla, y si no lo cree pregúntele a Juan López Torres, ex presidente municipal priísta de San Pablo Cuatro Venados, Oaxaca, el cual gobernó por usos y costumbres hasta el 2004 devengando un salario anual de tres mil pesos, y eso gracias a que su municipio es beneficiario del programa Procampo.

Don Juan, místico nombre con el cual lo conocen en su ranchería y quien se topó con el perro negro y callejero mientras andaba buscando la dirección de la menospreciada línea camionera Fletes y Pasajes de Segunda Clase para retornar a su tierra, siempre ha sido priísta.

“Desde hace 70 años, los mismos que tengo de vida. Desde la panza de mi mamá tenía la bandera del PRI -se ufana Don Juan mientras exhibe una sonrisa chimuela y agrega: “En mi tierra todos somos priístas, no estamos mezclados, no hay de otro color”.

Vestido con calzón de manta, huaraches y sombrero de petate, Don Juan rememora que en las elecciones que lo ungieron como depositario de los afanes progresistas de los residentes del municipio de San Pablo Cuatro Venados, el PRI arrasó en las dos casillas instaladas, ya que ganó por siete y ocho votos a uno, (gran total de 15 sufragios contra dos) a su más cercano rival, “un catrín del PAN que presume tener una camioneta Ford modelo 1982”.

Aunque es un antiquísimo ayuntamiento, ya que data del Virreinato (1685), cuando se llamaba San Pablo Cuatro Allegados, según relata el campesino, el hecho de que éste enclavado entre montañas boscosas ubicadas a varias horas de brecha de la ciudad de Oaxaca, obligó a que se administrara bajo la forma de usos y costumbres, “lo que hice a mucha honra hasta el 2004, siempre orgulloso de ser un priísta”.

Don Juan no se arredra cuando le revela al reporperro que, según los últimos datos sobre pobreza divulgados por el gobierno federal, San Pablo Cuatro Venados es el municipio más pobre y con mayor rezago social de Oaxaca, y uno de los cinco más miserables y atrasados del país.

Con su rostro moreno y curtido por tantas jornadas campesinas, con sus manos aradas para siempre por las herramientas que ase en la milpa, con sus pies en huaraches, con sus dedos y empeines ennegrecidos por tantos y tantos días que han estado hundidos en la oscura tierra labrada, Don Juan es un político priísta peculiar, ya que no amasó ninguna clase de fortuna aprovechándose de su puesto.

A diferencia del ex presidente municipal priísta de Tijuana, Jorge Hank Rhon (ese apellido me suena), él no tiene ingresos semestrales de 7 mil millones de pesos provenientes de sus hipódromos, galgódromos y casas de apuestas. Mucho menos tiene, como su ex colega tijuanense, un hermano mayor banquero que le regale un automóvil Maybach 57S de 350 mil dólares, para que lo ponga junto a sus otros 60 automóviles clásicos.

No, Don Juan no tiene bisnes que le den un peculio de 3.5 millones de dólares por día y mucho menos ha ganado cerca de 200 mil pesos mensuales en el Congreso de la Unión, como los legisladores federales del PRI y de los otros partidos.

Juan López Torres sobrevive con ocho pesos al día. Menos de un dólar diario. Por eso es, sin lugar a dudas, el político más pobre de México.

Cuando se le pregunta a Don Juan si nunca tuvo la tentación de hacer un negocito, aunque fuera pidiendo cooperacha para electrificar el municipio, el campesino contesta con voz firme: “jamás, pa’ que engañar a gente que siempre ha sido estafada con promesas imposibles”

“Le recuerdo güero que en mi rancho tenemos usos y costumbres, y una de esas costumbres es que cuando el pueblo agarra a un ratero, lo mata y lo entierra cabeza abajo a la entrada del pueblo, colocando encima de su tumba un letrero que dice, en mixe por supuesto,: ‘aquí se pudre en el infierno uno que traicionó a sus hermanos que eran igual de pobres que él’”.

“Además –concluye Don Juan- se imagina todo el odio, la rabia y la envidia que acumula uno que se hizo rico a costa del sufrimiento y miseria de los demás. “En esta vida todo se paga, y si no te roban los hijos o los parientes lo hace el gobierno. No, qué pena ser un cuate así... pobre hombre”.

rluengo4@hotmail.com


PATA DE PERRO

01/10/08

.La sagrada familia

RAMIRO GÓMEZ-LUENGO

Andaba el perro por esas calles de Polanco cuando se topó de golpe y porrazo con la tragedia: un hombre de unos 40 años, su fina esposa y tres preciosas bebitas con edades de cinco, tres y un año lo detuvieron inesperadamente para contarle una triste historia: Venidos desde Toluca para conocer la feria de Chapultepec, la buena familia fue víctima de los ladrones, y sin dinero y abandonados en medio de la gran ciudad, ahora suplicaban la ayuda del can para poder retornar a su tierra.


Quizá fue su cara de pena por no poder darles ni siquiera un peso partido por dos, pero la familia dejó en paz al canino, no sin antes bendecirlo por ser pobre pero noble, para irse en busca de peatones más prometedores, lo cual, lejos de aliviar al perro, sólo lo sumió en pensamientos de tristeza ante las injusticia de un mundo que se ensaña con la gente noble.

Agobiado por la impotencia, el can decidió tomarse un humilde cafecito de cinco pesos en el Oxxo de la esquina, cuando sorpresivamente hizo su aparición la misma familia, pero esta vez no le pidieron dinero a los clientes, sino que por el contrario, mientras la madre acomodaba a sus niñas en la zona de comedores, su esposo procedió a comprar toda clase de alimentos prefabricados, los cuales degustaron con visible deleite.

Apenado por la aparición, pero aliviado porque la familia pudo al menos comer algo antes de emprender el viaje, el perro no pudo reprimir un gesto de sorpresa cuando la madre le comentó al padre que aún les quedaban mil pesos, más que suficientes para pagar el taxi de regreso a la casa, no sin antes pasar por el mercado de Molinos a fin de comprar filetes de pescado fritos y pañales para la más pequeña de las niñas.

Acostumbrado a las historias de los limosneros que cuando morían solitarios en las calles de las grandes ciudades después se descubría que en realidad eran millonarios, el perro no pudo evitar acercarse a la familia para saludarlos y preguntarles si ya tenían el dinero para volver a Toluca.

Sin sobresaltarse, tanto el hombre como la mujer recordaron inmediatamente al preguntón, al cual, sin ningún tono de malicia, le ofrecieron una de las hamburguesas que acaban de comprar, tras explicarle que “si Dios lo da, lo da en abundancia y para bien de todos los hombres”.
 
-Pues a Toluca ya no vamos hermano. Y es que Dios todopoderoso ya nos ayudó a vivir este día, y en gratitud regresamos a nuestro verdadero hogar, que está en el camino al pueblo del Ajusco, subiendo por la carretera federal a Cuernavaca. Donde por supuesto tienes también tu casa.

-Muchas gracias, pero debo entender que lo de la feria era un simple pretexto para pedir dinero.

-Por supuesto -contestó la mujer- pero no pedimos más de lo que nos pueden dar y por supuesto que no violentamos a nadie, sino que simplemente hacemos que se cumpla la voluntad del señor, que nos permite así comer y educar a nuestras hijas. Ya que nosotros tenemos muchos años que dejamos el vicio.

El rostro del can debió transmitir tal grado de sorpresa, que la mujer agregó sin mediar palabra:

“Yo me llamo Dolores, y durante más de 10 años me tiré al vicio de la peor manera que te puedas imaginar. Manuel, que es mi compañero, porque no estamos casados aunque tenemos más de 11 años de estar juntos, me acompañó en mis peores momentos, pero lo más cagado de todo es que nos conocimos en Tepito porque era el sitio a donde íbamos a comprar mota, perico y heroína, pero eso, sí, cada quien por su lado”.

-¿Y cómo dejaste el vicio?- señaló el perro visiblemente interesado

-El vicio sólo se deja cuando ya llegaste a lo más bajo que puedas –contestó por su parte Manuel. Es entonces cuando sólo un milagro te puede ayudar a reaccionar.

-Deja que yo le cuente –interrumpe la mujer. Durante muchos años me metí heroína. Llegó a tanto mi vicio que como ya no tenía venas buenas para poder inyectarme me picaba directamente al cerebro a través del parietal. Pero era tal mi cruda, mi maliña, que ya ni siquiera la disfrutaba. Y estaba yo al borde de la muerte, sin comer durante días y sin poder moverme, cuando este cabrón se apareció en el cuartucho del hotel de quinta donde vivía y me dijo: “Dios me pidió que te dijera que ya pares de sufrir”.

-¿Viste a Dios Manuel? –señaló el can.

-Para nada –reviró el hombre- fue la Lola la que tuvo la visión, aunque en un principio pensó que era una alucinada. ¿Verdad mi negra?

-Eso es cierto –agregó la mujer-. Iba caminando a comprar vicio a Tepito, muy sacada de onda porque había alucinado que una voz me gritaba desde el cielo que ya era hora de reaccionar y volver al rebaño, cuando se me cruzó un ruco que llevaba un letrero que decía “Pare de sufrir”. Cuando le comenté al ñor que acaba de oír esa frase, el me dijo, sin haberlo visto nunca antes: “Lolita, ya es hora de que reacciones y vuelvas al rebaño”.

-Me imagino tu sorpresa.

-No hombre, me cagué en los pantalones de la impresión. Dios en persona bajo a la tierra para pedirme que recapacitara. Se lo conté a Manuel y este hombre, que es a todo dar, me comentó: “yo también escuché a Dios que me pedía acabar con este maldito vicio. Vente a vivir conmigo e intentemos salir adelante los dos”.

-¿Y de allí comenzaron a talonear?

-Fíjate que al principio no –explica Lola-. Tratamos de trabajar de lo que habíamos estudiado, ya que el es contador y yo periodista, pero mientras a él le pagaban una miseria, a mi siempre me acababan pidiendo las nalgas, o ya de perdis que aprendiera otro idioma  

-¿Cuál idioma?

-Francés. Mucho francés, y pos la verdad no. El es mi hombre, me quiere, me respeta y es el padre de mis hijas, además de que me ayudó en momentos muy duros, y por un miserable aumentito de sueldo no le voy a poner los cuernos. Yo le dije: “Manuel, si de viciosos nos alcanzaba con talonearle para comprar la droga, pos ya en nuestro juicio y tratando de ayudar a nuestra prole, con más razón nos tiene que ir bien”.

-¿Y funcionó Manuel?

-Pues ya llevamos cinco años viviendo del talón, pero del talón fino. Es decir, si nos ves bien te darás cuenta que no traemos harapos ni ponemos cara de jodidos. Contamos la historia del robo de la cartera en Chapultepec y la gente nos cree y nos coopera. Sobre todo ahora que dos de las niñas están grandes y pueden echarnos la mano diciendo que se asustaron mucho cuando vieron a los rateros armados y cosas por ese estilo que impresionan mucho a los futuros cooperantes.

-Entonces, ¿Dios proveerá?

-Por supuesto -señala Manuel. Pero no pedimos para vicio o andamos de rateros moliendo a la gente. Simplemente buscamos sobrevivir y sacar adelante a la familia. Además, en gratitud leemos la Biblia todos los días y la analizamos durante horas antes de dormirnos, porque sólo en la palabra divina del señor está la respuesta a todo, incluso a lo que parece que no tiene explicación.

rluengo4@hotmail.com



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