¿Qué escenarios enfrentan las  campañas de Trump y Biden al abrirse una vacante en la Corte Suprema a dos  meses de las elecciones? 
                
              Por Alexander Burns y Adam Nagourney 
            
            
              - Publicado en The New  York Times
 
             
                          El fallecimiento  de la magistrada Ruth Bader Ginsburg ha  añadido una nueva y enorme presión sobre los dos candidatos de la contienda  presidencial, ya de por sí enturbiada por una pandemia y un verano de disturbios civiles. 
             
               Esta situación plantea  la posibilidad de que, a la par de la campaña, haya una controvertida batalla  de ratificación por parte del Senado. Es seguro que la disputa para elegir a un  sustituto a la Corte Suprema lleve al primer plano de la política estadounidense  una serie de asuntos polémicos, desde el aborto y los derechos de la comunidad  LGBT hasta la libertad religiosa y la reglamentación ambiental. 
             
              Tal vez la Corte  Suprema se convierta rápidamente en un foco de atención compartido por los  candidatos de una contienda que, hasta ahora, se ha desarrollado como si ambos  partidos habitaran universos distintos. 
             
               Joe Biden, el candidato  demócrata, ha tomado una sólida delantera ante el presidente Donald Trump al  enfocarse en la forma en que el mandatario ha manejado la pandemia, mientras  que Trump ha intentado recuperar terreno con pronósticos sombríos, y en gran  medida falsos, de una inminente insurrección de los izquierdistas radicales. 
             
              Incluso antes del deceso de Ginsburg el viernes, el presidente  dio señales de que pretendía introducir la política judicial en el último tramo  de la campaña de 2020.  
            A principios de este mes, publicó una lista  de posibles nominados con el fin de motivar a los electores conservadores que  se han desmoralizado durante un año de tribulaciones políticas.  
            Pero no se sabía si a su coalición de  derecha le motivaba una lucha de ratificación más que a la alianza de liberales  y moderados que apoyan a Biden. 
             
              El exvicepresidente ha tomado la delantera ante Trump con el  respaldo desigual de las mujeres, la gente de color, los moderados y los  blancos con formación universitaria, grupos que son más propensos a sentirse  preocupados que atraídos por la posibilidad de que haya una corte que se  incline más hacia la derecha. 
             
               Pese a que en las  encuestas va muy por delante de Trump, Biden ha tenido problemas para  entusiasmar a los electores progresistas y a los jóvenes, a quienes motiva más  una lucha de gran alcance por las políticas sociales y los derechos civiles. 
             
              Es tal la importancia  de la lucha judicial, que el expresidente Barack Obama emitió un comunicado el  viernes en el que hace un llamado a los legisladores republicanos para que no  sustituyan a Ginsburg.  
             
              Al hacer alusión a las afirmaciones de los republicanos en  2016 de que no se le autorizara remplazar a un juez de la Corte Suprema en un  año electoral, Obama señaló que como “un principio de derecho básico” incluso  esos criterios “inventados” debían aplicarse de manera congruente. 
             
              “El Estado de  derecho, la legitimidad de nuestros tribunales y el ejercicio fundamental de  nuestra democracia dependen de ese principio básico”, afirmó Obama. “Puesto que  ya se están emitiendo votos en estas elecciones, es necesario que ahora los  senadores republicanos apliquen ese criterio”. 
             
              Parecía segura la probabilidad de que una lucha polarizadora  para remplazar a Ginsburg exigiera la atención de los candidatos y de la  población en general, quizás más que cualquier otro tema en este ciclo de  elecciones además del coronavirus que ha asolado al país durante los últimos  seis meses. 
             El  viernes en la noche, el senador Mitch McConnell, líder de la mayoría  republicana, prometió de inmediato poner a votación a un juez elegido por  Trump. 
            El viernes, casi todos los candidatos que aparecen en las  boletas de todos los estados y que contienden por casi todos los cargos  enviaron mensajes de condolencias y homenaje a Ginsburg, en vez de comentarios  que de manera explícita señalaran posturas en favor de una lucha política.  
            Trump estaba a la mitad de un discurso en  Bemidji, Minnesota, cuando llegó el aviso del fallecimiento de Ginsburg, pero,  según los asistentes de campaña, sus asesores sintieron alivio de que el  mandatario no hubiera sabido la noticia sino hasta después de que terminó su  discurso, porque así no fue necesario que el presidente emitiera una reacción  conveniente en tiempo real.  
             
              El argumento enfático de McConnell y su partido pesa sobre las maniobras de los  republicanos a tan solo cuatro años de que no se le permitió a Obama nominar al  juez Merrick Garland a la vacante de la Corte Suprema en el último año de su  mandato. 
             
              El viernes en la  noche, Biden señaló ese precedente al rendir tributo a Ginsburg en el  aeropuerto de New Castle, Delaware, luego de volver de una gira de campaña en  Minnesota. 
             
              “Los electores deben  elegir al presidente, y el presidente debe elegir al juez para que lo evalúe el  Senado”, les dijo Biden a los reporteros en alusión a la argumentación previa  de los republicanos en ese sentido, e insistió: “Esa es la postura que hoy debe  asumir el Senado de Estados Unidos”. 
             
              En fechas recientes,  dos senadores republicanos han manifestado serias dudas acerca de forzar la  aprobación de una nominación a la Corte Suprema solo unos meses antes de la  toma de posesión del próximo presidente. El partido tiene 53 escaños en el  Senado, lo que deja relativamente poco margen para cambios de bando, pero solo  unos cuantos republicanos han disentido alguna vez de la línea partidista en  relación con algún asunto de gran importancia. 
             
              En una entrevista, la  senadora republicana de Maine, Susan Collins, le dijo a The New York Times este  mes que no estaría de acuerdo con elegir a otro juez en octubre. “En verdad  creo que sería demasiado pronto”, dijo Collins sobre algún proceso de  ratificación en el otoño. 
             
              Collins emitió un voto decisivo en la batalla más reciente de  la Corte Suprema que contribuyó a asegurar la ratificación del juez Brett  Kavanaugh, y ha sufrido represalias de los electores en su actual contienda por  la reelección.  
             
              La senadora republicana de Alaska, Lisa Murkowski, que se opuso a la nominación  de Kavanaugh, señaló el viernes en la Radio Pública de Alaska que estaba en  contra de ratificar a un nuevo juez antes de las elecciones. Asumió esa postura  antes de que se anunciara el deceso de Ginsburg. 
             
              Aún más que la  carrera presidencial, la campaña por el control del Senado podría verse  trastornada por un repentino enfoque en la Corte Suprema, con consecuencias  inciertas para ambas partes. Los republicanos defienden un gran número de  escaños, incluyendo varios en estados moderados y reñidos como Colorado,  Arizona y Carolina del Norte, donde un proceso de confirmación podría ser un  reto para el partido. 
             
              Pero los demócratas también han intentado derrocar a los  republicanos en estados de tendencia republicana, como Iowa y Montana, donde  los votantes conservadores podrían aceptar una pelea en los tribunales como el  tipo de causa entusiasta que hasta ahora ha eludido el Partido Republicano en  un año electoral muy poco prometedor. El viernes por la noche, una legisladora  republicana que enfrenta una elección difícil, la senadora Kelly Loeffler de  Georgia, animó  rápidamente a Trump a elegir un candidato antes de las  elecciones. 
            Varios  demócratas, incluyendo el líder de la minoría del senado, Chuck Schumer, y los  senadores Elizabeth Warren (Massachusetts) y Tim Kaine (Virginia), tomaron la  posición opuesta el viernes por la noche, al insistir en que no se debe  permitir que sea Trump quien decida quién ocupará el puesto. 
             
              En un giro inusual  del destino político, el presidente del panel del Senado que revisaría una  nominación a la Corte Suprema, el senador Lindsey Graham de Carolina del Sur,  se enfrenta a las elecciones más difíciles de su carrera contra Jaime Harrison, un  expresidente estatal del Partido Demócrata que ha recaudado una enorme suma de  dinero. 
             
              Graham dijo en una entrevista de 2018 que si hubiera una  vacante en la Corte Suprema en el último año del mandato de Trump, no actuaría sobre una  nominación antes de la elección. Pero no ha reafirmado  recientemente esa promesa.  
              La senadora Collins, por su pa 
            rte, se encuentra entre los senadores que tienen  más probabilidades de enfrentar un revés incómodo en las casillas como  resultado de una decisión relacionada con la Corte Suprema. En una encuesta del  Times realizada antes de la muerte de Ginsburg y publicada el viernes, el 55  por ciento de los electores de Maine dijeron que no estuvieron de acuerdo con su  voto para ratificar a Kavanaugh. Con un margen de 22 puntos,  los electores de ese estado dijeron que creían que Biden haría un mejor trabajo  que Trump al elegir a un juez para la Corte Suprema. 
             
              Para el sábado en la  mañana, los grupos que apoyan a los demócratas ya atacaban a Collins con nuevas  publicaciones relacionadas con la Corte Suprema. NextGen America, una  organización respaldada por el multimillonario Tom Steyer, publicó un anuncio  en el que sostenía que los “derechos básicos de los estadounidenses están en un  peligro sin precedentes” debido a la vacante y a que los electores “no pueden  confiar en que Susan Collins actúe de manera correcta”. 
             
              Fix Our Senate, un  grupo alineado con los demócratas, dio a conocer su propio anuncio de campaña  en contra de una nominación por parte de Trump, mientras que un tercer grupo,  Demand Justice, afirmó que invertiría diez millones de dólares “para garantizar  que no se ratifique a ningún juez antes de la toma de posesión en enero”. 
             
              Según la encuesta del  Times, además de Maine, Biden obtuvo una ventaja, con márgenes variables, en el  tema de la Corte Suprema en otros dos estados en disputa, Arizona y Carolina  del Norte. En Arizona, los electores favorecieron a Biden por diez puntos sobre  ese tema, mientras que, en Carolina del Norte, lo apoyaron con un margen más  pequeño de tres puntos porcentuales. 
             
              Biden no ha dicho  gran cosa acerca de la Corte Suprema desde que aseguró la candidatura por el  Partido Demócrata la primavera pasada. Durante las elecciones primarias,  prometió efectuar la primera nominación de una mujer negra a la Corte Suprema,  pese a que no dijo si esa persona sería su primera nominada. 
             
              A diferencia de  algunos de sus rivales en las elecciones primarias, Biden nunca adoptó las  propuestas de la izquierda para reestructurar ni ampliar la Corte Suprema a fin  de acallar el impacto de los dos jueces que Trump ya había nombrado. Pero si  los republicanos proceden a reemplazar a Ginsburg de una forma que muchos  consideran deshonesta, Biden podría enfrentar una fuerte presión del ala  progresista del partido para tomar medidas más drásticas. 
             
              Como expresidente del Comité Judicial del Senado, Biden es un  veterano de varias batallas de confirmación de magistrados, incluyendo el  exitoso esfuerzo demócrata para frustrar la nominación de  Robert H. Bork en la década de 1980 y el proceso en 1991 que  dio lugar a la confirmación del juez Clarence Thomas. 
              
              Y la compañera de fórmula de Biden, la senadora por California  Kamala Harris, forma parte de ese mismo panel de la cámara  alta, que examinará a cualquier candidato que Trump someta a la aprobación del  Senado. 
            Históricamente, los  estrategas demócratas se han quejado de lo difícil que es reunir el apoyo de  los votantes demócratas en torno a una nominación a la Corte Suprema. Pero,  dado lo polarizante del tema del aborto y el estatus de la jueza Ginsburg como  una figura reverenciada en el Partido Demócrata, eso podría ser diferente este  año. 
             
              Sin embargo, el  viernes por la noche, los estrategas conservadores estaban eufóricos por la  oportunidad de encender un nuevo fuego en la base republicana. 
             
              “No hay un evento más  incendiario que pueda ocurrir que no haya sucedido ya este año”, dijo Frank  Cannon, un antiguo activista social conservador, y añadió en una prodigiosa  hipérbole que desafía el calendario: “Esta es la mayor sorpresa de octubre que  jamás haya sucedido”. 
             
              Pero Cannon parecía  reconocer, también, que una nominación a la Corte Suprema podría vigorizar a la  izquierda. Para los votantes liberales, dijo: “Ves a un presidente ilegítimo  que está metiendo a un nominado justo antes de la elección, y justo después de  que su partido detuviera a otro nominado un año antes de la última elección”. 
             
              Pese a toda la atención que de inmediato atrajo el puesto  vacante de la Corte Suprema y el fallecimiento de una poderosa jueza, no se  sabía si esa política de ratificación en verdad captaría y mantendría la  atención de un país sacudido por una enfermedad infecciosa y una catástrofe  económica. Con millones de estadounidenses desempleados y decenas de millones  más con problemas para regresar a trabajar o para enviar a sus hijos a la  escuela, es posible que gran parte del electorado dará prioridad a otros  asuntos cuando llenen las boletas electorales en las próximas semanas o cuando  acudan a votar en noviembre.  
             
              Además, la contienda presidencial, sobre todo, ha demostrado ser persistentemente  estable a pesar de todo tipo de revueltas en los últimos meses. En las  encuestas del Times, la abrumadora mayoría de los electores ya había tomado una  firme decisión con respecto a Trump y Biden. Si una nominación a la Corte  Suprema modificara su opinión, este sería el primer acontecimiento en lograr  algo así en muchos meses. 
             
              Jeremy  Peters y Annie Karni colaboraron con este reportaje 
             
              Alexander  Burns es un corresponsal de política nacional que cubre las elecciones y el  poder político en todo el país, incluida la campaña de 2016 de Donald Trump.  Antes de unirse al Times en 2015, cubrió las elecciones de 2012 para Politico. @alexburnsNYT 
             
            Adam  Nagourney cubre la política nacional y las elecciones de 2020 para el Times.  Hasta hace poco fue jefe del buró de Los Ángeles, después de servir durante  ocho años como corresponsal jefe de política nacional para el Times. Es el  coautor de Out  for Good,  una historia del movimiento moderno de los derechos de los homosexuales. @adamnagourney • Facebook
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