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El Nivel
Julio 11, 2011

Por RAMIRO GOMEZ-LUENGO
--1a. parte ---

Hay de niveles a niveles, pero hubo un Nivel que era la cantina más antigua de Iberoamérica, ya que operó desde 1855 hasta enero del 2008, y que fue un tranquilo refugio de poetas, escritores, vendedores, indigentes, artistas y presidentes en medio del ajetreo del Centro de la Ciudad de México en la esquina que forman las calles de Moneda y Seminario.

Donado por el gobierno capitalino a la Universidad Nacional Autónoma de México, el local que albergó El Nivel cerró sus puertas alegando remodelaciones, pero en realidad, según cuenta el último dueño, Rubén Aguirre, mejor conocido como el Profesor Jirafales, quien heredó la cantina de su padre, el histórico y ya fallecido barman, don Jesús Aguirre, “preferí  cerrar antes de que los de la UNAM nos desalojaran”.

“Había un amparo contra la UNAM para evitar el desalojo, pero una vez que mi señor padre falleció el 1 de mayo del 2006, el recurso legal dejó de tener validez, por lo que decidí anticiparme a los hechos y, literalmente, bajé la cortina de El Nivel para siempre”, destacó el Profesor Jirafales, quien agregó que si bien los de la Universidad se han deslindado del cierre de la cantina, “éste se debió a sus presiones para ocupar el local”.

Agobiado por la nostalgia, el perro recordó un aciago día en que sus inciertos pasos lo llevaron al local de Moneda numero 2, esquina con Seminario, en donde tuvo la oportunidad de platicar con el mismísimo don Jesús Aguirre, quien durante más de 50 años atendió la barra de El Nivel, preparando tragos de las más diversas marcas e ingredientes a infinidad de personajes, los cuales iban desde presidentes de la República hasta humildes cargadores, porque como a él le  gustaba decir: “si hay un lugar democrático, esa es mi barra, donde muchos han llegado incluso a hacerse compadres entre bebida y bebida”.

Cerveza en mano y degustando la primera botana de queso y jamón, don Jesús, quien responde sin inmutarse tanto los saludos como los albures que le dedican sus clientes y amigos mientras entran o salen de la cantina, relata que el oficio de cantinero lo heredó de su señor padre, quien atendía un bar en su tierra natal: Arandas, en los Altos  de Jalisco.

“Pero tras morir mi madre nos venimos toda la familia a la ciudad de México y para 1954 ya trabajaba en una cantina que se llamaba El Cairo, en las calles de El Carmen, cuando me comentaron que a un costado de Palacio Nacional y la Catedral Metropolitana vendían  un lugar llamado El Nivel.

“Con mis ahorros lo compré en 15 mil pesos, una fortuna para esos tiempos, y empecé a hacerme de clientes, hasta que un día el cronista Armando Jiménez, primo de José Alfredo y quien nomás se aventó la labor titánica de escribir Picardía Mexicana, razón por la cual sus amigos lo conocen como el Gallito Inglés, me reveló que esta era la cantina más antigua de Iberoamérica, ya que tenía la licencia número uno de la ciudad”.
Don Jesús explica que la cantina El Nivel fue fundada en febrero de 1855, siendo la primera a la que le otorgaron un permiso para expender bebidas alcohólicas, “autorización cuyo original aún conservamos y por la cual se pagaron 25 pesos oro de aquella época”.

Interrogado acerca del origen del nombre del lugar, el barman de lujo agrega que en la calle estaba un nivel que servía para medir la altura de los siete lagos de la  cuenca del valle de México: Ápan, Techac, Tecocomulco, Zumpango, Xaltocan, Texcoco y Chalco-Xochimilco; “es decir, con éste se medía cuando subía el nivel por las lluvias en la ciudad, además de que en la esquina había una estatua de Enrico Martínez, cosmógrafo real, cartógrafo, ingeniero hidráulico e impresor, quien inventó y puso ese nivel en 1627.

“Según me contó también el Gallito Inglés, Enrico Martínez era de ascendencia alemana, de Hamburgo, y en realidad se llamaba Heinrich Martin, y poco después de que colocó el nivel se dieron las peores inundaciones en la historia de la Ciudad de México, razón por la cual las autoridades, en una actitud muy de acuerdo a nuestra mexicanísima forma de pensar, aunque en ese tiempo todavía era la Nueva España, le echaron la culpa y lo metieron a la cárcel, de la cual salió poco después porque, obviamente,  él no era el responsable de hacer llover… ¿verdad?”.

rluengo4@hotmail.com

El Nivel
--2a. parte ---


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