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 POR RAMIRO GÓMEZ-LUENGO
 
 Con más de 430 años de velar por el destino de  su gente, el Niño Pa es la representación misma de amor, fe, cultura y religión  que recorre incansable los hogares de todos los barrios y pueblos de Xochimilco,  donde es venerado con alegría y fervor, ya que su servir es interminable.
 
 Reconocido también como el Niño Peregrino o el Niño del  Pueblo, debido a que no pertenece a la Iglesia Católica,  sino que es custodiado por los habitantes xochimilcas, cada año cambia de  mayordomía un 2 de febrero, día de la Candelaria.
 
 La imagen es querida y respetada por el pueblo xochimilca que  lo ha arropado y cuidado durante siglos, y la gente lo busca y le reza porque  les cumple sus peticiones cuando la fe es inamovible.
 
 Tan sólo en la actualidad hay mayordomos en lista de espera  para recibir al niño en sus hogares hasta el 2035, y se ha sabido de familias  que tuvieron que aguardar más de 50 años para hospedarlo, lo cual se considera  el mayor honor al que se pueda aspirar en Xochimilco.
 
 Debido a su antigüedad y a la falta de certeza de su origen,  la tradición oral le ha forjado historias y mitos que forman parte de su  identidad y encanto.
 
 
 Su historia
 La probabilidad de que la imagen del Niño Pa fuese fabricada  con madera de naranjo, como reveló el testamento de don Martín Serón y  Alvarado, fue rechazada en lo años 70, cuando una persona devota cayó  accidentalmente y le destruyó un dedo.
 
 Tras los estudios realizados, se confirmó que el material con  el que había sido elaborado era de madera de chocolín, en los talleres de San  Bernardino de Siena, por los siglos XVI o XVII.
 
 Otra historia inverosímil señala que por el año de 1940, gente  piadosa imprudentemente dejó caer al Niño en el fondo de un acalotillo, o canal,  en el barrio de San Antonio Molotlan, y que tras una búsqueda ineficaz, la  imagen misteriosamente desapareció.
 
 Sin embargo, el Instituto Nacional de Antropología e Historia  (INAH) descartó la versión de que éste sea la segunda imagen del Niño Pa que se  adora, puesto que un estudio reciente arrojó que la madera de la escultura  tiene más de 400 años.
 
 Empero, el Niño Pa tiene varias réplicas, algunas de  proporciones y rasgos parecidos al original, y pertenecen a las familias que  han sido mayordomas; sin embargo, la escultura que se venera tiene  características especiales que la hacen distinta a las otras.
 
 Con sus tres potencias de fino metal que se desprenden de su  cabeza, cual rayos de luz para formar su aureola, esparce vibraciones de  bondad, salud y riqueza, aunque su rostro, debido a su severidad, es imponente.
 
 Existen narraciones asombrosas del qué hacer  del Niño Pa y una de las leyendas más emotivas dice que juega con sus juguetes  en la noche del Día de Reyes.
 
 Algunos mayordomos afirman haber visto sus  juguetes dispersos por el piso de su recámara, como lo hace todo niño inquieto.
 
 En la noche del 30 de abril, el Día del Niño, éste  cumple sus entretenimientos infantiles después de asistir a la kermesse en su  honor. El Niño Pa tiene un diminuto arlequín que la fantasía da por cierto que  lo hace sonar melodiosamente por las noches.
 
 También comentan, quienes lo han visto en  sueños, que el Niño camina para visitar a sus devotos enfermos más necesitados;  cuando lo hace, sus pequeños zapatos quedan tallados por el pavimento del  camino.
 Se le atribuyen numerosos milagros, como la  sanación de los enfermos o llevárselos a una mejor vida si no tienen esperanza  de sobrevivir.
 
 La gente lo visita de varias partes de la ciudad y el país  para pedirle que les ayude a resolver sus problemas, ya que según los vecinos  de Xochimilco, al rezarle y solicitarle algún favor, lo cumple.
 
 También se dice que el niño ha curado enfermos terminales y  regresado la paz a miles de hogares.
 
 Los vecinos afirman que el color de sus  mejillas cambia a un tono pálido cuando está triste, a uno más agradable cuando  está alegre; en ocasiones, sonríe dejándose llevar por la levedad de viento, y en  otras, su cuerpecillo se hace pesado.
 
 A quienes con fe y devoción aceptan ser sus  mayordomos o donarle una posada, pero carecen de recursos económicos, el fervor  y el amor a la imagen los colma de todo lo necesario para la realización de sus  compromisos. Por el contrario, si su demostración es fingida, el Niño  corresponde con moderación.
 
 Investigadores del INAH cuentan que después de  la conquista de Hernán Cortés, la orden de los Franciscanos convirtió a los  xochimilcas a la religión católica, pero que en ese proceso de evangelización alguien  talló al Niño Pa y le colocó la figura de un dios xochimilca, con el fin de  seguir venerando a las antiguas deidades.
 (rluengo4@hotmail.com)
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